Se acercan las vacaciones de navidad y es tiempo de coger el coche, ya sea para visitar a aquella familia lejana a la que solo ves en esta época del año o para pasar unos días fuera de casa y aprovechar para olvidarte de todo, pero si tienes perro y quieres llevártelo de viaje, hay algo de lo que no debes olvidarte: debes cumplir con la normativa de transporte de mascotas para que tanto el animal como el resto de pasajeros viajéis seguros y evitar que te pongan una multa.
Mucha gente se piensa que es suficiente con meter al perro en el suelo de la parte trasera y arrancar. Incluso, a día de hoy, no nos extrañamos cuando vemos a un perro asomando la cabeza por una de las ventanillas y, lo peor de todo, es que esto nos parece una situación muy divertida. En cambio, de diversión nada, el hecho de llevar a tu perro suelto en el coche durante el viaje puede traerte muchos problemas. Y ya no hablamos solo de una multa que puede ascender hasta los cien euros, sino de que estás poniendo en peligro la seguridad, no solo del perro, sino de todos los que viajáis dentro del coche. En la mayoría de los casos, la normativa no se cumple por desconocimiento.
Creemos que no hay ninguna ley que nos prohíba llevar a nuestras mascotas sueltas en el coche y no nos preocupamos por informarnos. También es habitual que tendamos a ser poco previsores por el hecho de que nuestro perro se pueda sentir estresado si lo llevamos atado o en un transportín durante todo un viaje. Más aún si se trata de un viaje largo. A pesar de esto, no debemos dejarnos llevar por esa idea. Tenemos que pensar siempre en lo que sea más seguro para nuestro perro.
Además, en el caso de que el viaje le cause estrés siempre podemos llevar a cabo una serie de medidas para que el trago sea menos duro. Tenemos que tener en cuenta que el perro esté provisto de comida y agua durante el viaje. Si se siente atado y, además, tiene hambre y sed va a ser una mala combinación que pondrá a prueba los nervios de todos los pasajeros. También, trata de que tenga acceso a sus juguetes favoritos o a objetos que reconozca como suyos, como una manta o toalla, por ejemplo. Piensa que le sacando de su entorno y "encerrando" atado en un lugar que desconoce y le estresa, así que tener algo con lo que se sienta cómodo y le resulte familiar, le hará sentir más relajado y menos fuera de lugar. Si nada de esto funciona y sabes por experiencia que tu perro lo pasa realmente más durante el viaje o en caso de que tienda a marearse, siempre puedes consultar con tu veterinario la opción de darle una pastilla sedante.
No te alarmes por esto, puede parecer mezquino el hecho de sedar a tu perro, pero se trata tan solo de una pastilla que le mantendrá tranquilo durante aproximadamente cuatro horas (dependiendo de la cantidad de medicamento que le des y del tamaño del perro). A veces esta es la mejor opción, pues se trata de fármacos que apenas tienen efectos secundarios y que conseguirán que tu mascota no sufra estrés durante el viaje. Algo que también tendrías que tener en cuenta, es colocar, en la parte del coche donde se siente el perro, unas fundas protectoras que hagan más fácil la limpieza en caso de que el animal vomite o se derrame agua o comida.
¿Qué mecanismos existen para llevar a tu perro seguro en el coche?
Como decíamos, muchas veces no cumplimos las normas de viaje con mascotas por desconocimiento. También es cierto que la normativa es muy limitada y bastante ambigua, pero esta excusa no nos librará de la multa si no llevamos a nuestro perro correctamente atado. Para esto, existen diversos sistemas de retención que debemos elegir en función del peso y la talla de nuestra mascota. Para perros pequeños, lo ideal es que viajen dentro de su transportín. Este es uno de los métodos más seguros. Además, el transportín debe ir siempre en el suelo y, si es posible, que esté colocado a los pies del asiento del copiloto, ya que este es el espacio más grande. Nunca debemos colocar el transportín sobre los asientos. Ni siquiera aunque lo atemos con el cinturón, ya que, en caso de colisión, el transportín podría partirse y el perro saldría despedido. Aquí se nos plantea la duda de qué hacer si mi perro odia los transportines.
Una opción para tratar esta fobia es no guardarlo en un armario o en el trastero, sino dejarlo abierto y en alguna zona de la casa que el perro frecuente habitualmente para que tenga acceso a él y no lo vea como un objeto extraño. Puedes dejarle golosinas dentro para que asocie estar dentro del transportín con los premios. Para los perros que sean demasiado grandes para entrar en un transportín, podemos optar por el sistema de la rejilla divisoria. Esto permite habilitar una zona entera del coche, que puede ser el maletero, para el perro sin que pueda acceder a la parte delantera del coche y provocar distracciones al conductor. Por otro lado, contamos con los arneses. En mi opinión, este es el peor de los tres sistemas, ya que hay que tener muy en cuenta la longitud del cinturón de seguridad. Este sistema puede causar daños en el cuello al perro si elegimos un mal arnés que vaya atado al collar del animal.
Durante el viaje, debes estar atento a las necesidades de tu mascota. Si además del conductor hay más pasajeros y estos tienen acceso al perro, puedes tratar de acariciarlo o darle golosinas como premio para que vaya más tranquilo. Además, si es un viaje largo, debes aprovechar las paradas que tienes que realizar cada dos horas para dar un paseo con el perro y acabar con la sensación de agobio del coche. En el caso de que vayas a viajar fuera de España, tienes que cercionarte de que tu perro tiene un seguro en caso de accidentes, ya que esto también puede acarrearte una multa si no está en regla. Este proceso lo puedes realizar con el veterinario. Consúltaselo y él te informará de todo y pondrá en marcha los trámites.