Cuando tenemos una mascota son muchas las responsabilidades que debemos aceptar. Además del cariño y el amor que nos procesa nuestra mascota, también debemos tener en cuenta que debemos cubrir todas sus necesidades básicas, así como la alimentación adecuada, bajándolo a pasear al menos media hora tres veces al día en el caso de los perros, y prestándoles la atención necesaria, jugando con ellos y cuidando de su salud para que nuestro animal de compañía se sienta feliz y sano a nuestro lado.
En el caso de que tengas a un perro como mascota son varios los factores que deberás tener en cuenta. Por ejemplo, es recomendable que te lo lleves contigo de vacaciones siempre que os vayáis y que no lo dejéis solo en casa durante demasiadas horas. Estos animales de compañía gustan de estar a tu lado, por lo que será conveniente que pases tiempo con ellos con tal de que se sientan felices. Además, de este modo podrás asegurarte de que tienen la educación que requieren y que no pueden llegar a tener comportamientos indeseados tanto dentro como fuera del hogar.
El uso del bozal en perros
Así pues, en algunas ocasiones es probable que debas colocarle un bozal a tu perro. Quizás sea de una de las razas que se consideran peligrosas y esté obligado a llevarlo por la calle, quieras viajar con él en transporte público y debas ponérselo como dicta la ley, o bien no quieres que se pueda pelear con otros perros durante el paseo o que coma cosas del suelo cuando no debe, es decir, que el bozal puede servir también como herramienta útil durante la educación y el entreno de tu perro, tanto cuando es cachorro como también cuando se hace más mayor.
Sin embargo, a los perros no suele gustarles que se les ponga el bozal. Este aparato les impide abrir la boca para ladrar, comer o beber, además de ser un accesorio externo que suele molestarles y que no les gusta tanto llevar. A otros elementos, como el collar, la ropa durante el invierno o la correa es más fácil que se habitúen con facilidad. Debemos tener en cuenta que estos otros complementos suelen llevar consigo una carga positiva, ya que se los solemos poner antes de salir a la calle a pasear, una de las cosas que más les gustan. Así pues, el uso del bozal no suele ser normalmente para consecuencias tan positivas, por lo que es muy posible que tu perro se resista a llevarlo.
Los dueños están obligados a poner el bozal en el transporte público y a las razas peligrosas
Cómo colocar el bozal a tu perro
La mayoría de los perros mostrarán resistencia a la hora de dejarse colocar el bozal, por lo que es posible que huyan, se escondan, opongan resistencia a base de fuerza o bien puedan llegar a mostrar comportamientos agresivos con tal de que no les puedas poner este aparato en el morro. Por eso, es importante que desde el primer momento mantengas la calma. Si te pones nervioso el perro podrá sentir tu falta de serenidad y se pondrá él también todavía más nervioso, por lo que el hecho de colocarle el bozal se complicará todavía más.
Busca un momento en el que la mascota se encuentre tranquila y aprovecha ese instante para ponerle el bozal. Las ocasiones durante las cuales se lo debas poner no serán siempre tan precisas, pero si aprovechas estos momentos para ir acostumbrándolo al mismo, conseguirás que el día que se lo debas poner en otro momento te sea bastante más sencillo.
Deja que el animal olisquee el bozal si es la primera vez que se lo vas a poner o si bien ya se lo has puesto en más ocasiones. Quizás necesita saber qué es antes de que se lo pongas y el sentido más desarrollado en estas mascotas es el olfato, por lo que oliéndolo podrá reconocer qué es y, poco a poco, habituarse a este elemento. Una vez se haya cansado de olerlo puedes ponerle un trocito de su comida favorita dentro. Si dejas que la coja tranquilamente se dará cuenta de que el bozal es inofensivo. Deja que lo haga tomándose su tiempo. Si ya le has puesto antes el bozal quizás no tenga un buen recuerdo del mismo y sea un poco reticente a la hora de coger la comida que se encuentra dentro.
Poco a poco, una vez tenga el morro dentro del bozal, intenta cerrar las cintas laterales por detrás de la cabeza. Ten cuidado porque podría darte un golpe o morderte por instinto o por miedo, por lo que deberás hacerlo muy relajado y tranquilo. Si se deja colocar el bozal prémialo adecuadamente, pero si tiene un comportamiento indeseado no lo regañes demasiado. Intenta esta técnica poco a poco hasta que consigas ponérselo. Una vez puesto deja que se acostumbre a llevarlo por casa. Intenta que no se lo quite con las patas delanteras o que no se ponga demasiado nervioso y quítaselo también tranquilamente para que se vaya acostumbrando.
El perro debe relacionar la experiencia de llevar el bozal como algo positivo. De lo contrario, cada vez te será más complicado ponérselo, por lo que lo mejor será que no tengas prisa y que vayas practicando con constancia y paciencia el proceso de ponerle el bozal, así algún día conseguirás que se acostumbre al mismo y pueda llevarlo cuando sea necesario.