Cuando se adopta una mascota, en este caso un perro, hay que tener en cuenta el estado de salud inicial en el que se encuentra, para que así, si hay alguna dolencia o enfermedad se pueda poner un tratamiento tan rápido como sea posible. Una de las dolencias que puede sufrir, es la toxoplasmosis, que aunque también afecta a gatos y otras especies, los perros están entre una de ellas.
La toxoplasmosis es una enfermedad que afecta en mayor medida a aquellos perros que aún son jóvenes, que están enfermos y sin defensas, y se da por contagio de un parásito. Cabe destacar, que para comprender esta dolencia, la toxoplasmosis en perros comienza en el ciclo intestinal, es decir, por la ingesta de huevos maduros del parásito llamado toxoplasma gondii. Todo comienza cuando este parásito, se traslada al flujo sanguíneo y llega hasta la zona de los órganos y de los tejidos.
En el momento en el que esto ocurre, se produce una reacción inmunológica e inflamatoria. También, hay que recordar, que otros animales de sangre caliente pueden padecer toxoplasmosis. Por ejemplo, en el caso de los gatos, los monos, los cerdos, incluso el mismísimo ser humano. La gran duda es, ¿pero cómo se contagia la toxoplasmosis?
Síntomas de la toxoplasmosis
Asimismo, los síntomas que se pueden presentar en la mascota cuando ya ha sido afectado por el parásito protozoario son varios. En el momento en el que se observe que el perro tiene uno o varios síntomas hay que acudir de inmediato al veterinario para que con un examen clínico se determine qué enfermedad es la que tiene, y el estado de gravedad. De esta manera, al actuar con inmediatez los síntomas se reducirán lo antes posible. Entre los síntomas más habituales de la enfermedad destacan :
- Convulsiones
- Ictericia
- Problemas de coordinación motriz
- Depresión
- Cambio en sus hábitos
- Temblores
- Diarrea
- Vómitos
- Dificultad para respirar
- Pérdida de peso
- Inflamación en los ojos
- Falta de apetito
- Fiebre
- Parálisis en cualquier zona del cuerpo
- Debilidad muscular
- Letargo
- Dolor en el abdómen
Tratamiento de la toxoplasmosis
En primer lugar, tal y como se mencionó anteriormente, hay que llevar de inmediato a la mascota a un centro veterinario ante la presencia de cualquier síntoma anteriormente descrito. Una vez en el veterinario, además de hacerle un chequeo exterior, se le tomarán muestras de análisis de sangre, orina y perfil bioquímico. Para determinar si el perro padece de toxoplasmoisis, se cuantifican los glóbulos blancos, neutrófilos y leucocitos. En el caso de que todas las variables estén por debajo de lo normal, indica la presencia de dicho parásito.
Para asegurar que el perro sufre esta dolencia, las pruebas serológicas son las más fiables. En ellas se miden los antígenos de toxoplasma para determinar el tipo. Del mismo modo, permite detectar el nivel de anticuerpo que posee la mascota, y además, detalla el avance infeccioso de la enfermedad. Hay casos en los que para determinar un diagnóstico aún más preciso se necesita tomar muestra de líquido cefalorraquídeo.
Si se confirma que el perro sí tiene toxoplasmosis no se puede esperar para determinar un tratamiento, ya que el tiempo corre en contra, y hay que actuar lo más rápido como sea posible. Uno de los tratamientos es el de suministrar antibióticos como la clindamicina, trimetroprima/sulfadiazina o pirimetamina. La eliminación total del parásito a veces o es posible, ni está garantizada al 100%, ya que pueden existir restos del parásito en formas quísticas. Por lo tanto, serán necesarias revisiones posteriores al veterinario. También, hay que evitar disminuir la deshidratación con fluidos intravenosos. Hay que tener en cuenta que uno de los objetivos, es la de restaurar el sistema inmunológico del can.
Cómo prevenir la toxoplasmosis
Se puede prevenir esta dolencia en perros, pero para ello hay que tener en cuenta ciertas pautas sobre higiene. En primer lugar, hay que evitar que la mascota ingiera carne cruda o alimentos en mal estado. Esto puede ocurrir mientras se da un paseo y se encuentra con un montón de basura. Es por eso que hay que prestar atención en todo momento. Por otro lado, a la hora del paseo del can, observar bien las zonas, para que no haya posibles heces de gato, ya que es donde se puede encontrar el contagio.
En el caso de que se tenga un gato en el hogar, hay que extremar la precaución, y limpiar de manera rutinaria el arenero donde el gato hace sus necesidades, ya que el perro puede entrar en contacto con él y puede contagiarse. Asimismo, el contagio entre humanos y perro no es posible, por lo que de este punto no hay de que preocuparse. Alrededor de un 40 o 50% de las personas han padecido toxoplasmosis, pero en el caso de que el sistema inmune actúe de manera correcta, no se llegan a manifestar los síntomas. Si esto ocurre, las personas que corren peligro son aquellas mujeres en el inicio del embarazo, ya que apenas poseen anticuerpos para defenderse del parásito.