A la hora de elegir a un animal de compañía hay que tener en cuenta innumerables factores y condiciones. De eso no tenemos la menor duda, y más cuando se trata de seres tan complejos y dispares como son los perros. Es cierto que la imagen de un cachorro vende mucho y que en cualquier momento podemos sentirnos tiernamente atraídos por cualquiera de ellos. Pero antes de arriesgarnos a tomar una decisión equivocada y precipitada es importante tener en cuenta diversas características. Este primer y esencial paso hará que tanto la vida de tu animal como la tuya sea lo más llevadera posible.
En primer lugar, ¿Cuáles son los recursos de los que dispongo? ¿Mi vivienda es apta para un animal de compañía? ¿Qué cuidados debo asumir? ¿A qué tipo de alimentación está sujeto mi perro? ¿Cuáles son las peculiaridades de su comportamiento? ¿Vivirá a gusto entre nosotros? ¿Qué tipo de enfermedades son las más comunes en nuestro futuro perro? Si eres de los que está a punto de hacerse con uno de ellos, seguro que algunas de estas preguntas (y otras muchas otras) ya han comenzado a rondar tu cabeza.
En este caso, es el setter irlandés el que intenta colarse en la vida de alguno de vosotros. Y para ello, es más que necesario conocer algunos de los rasgos que facilitarán su crecimiento y su vivencia en vuestro seno familiar. Desde su origen y comportamiento hasta sus características físicas y su relación con el resto de humanos, Bekia Mascotas te trae una completa lista de datos de interés para ayudarte a dar este gran paso. Y es que, si tu decisión no es del todo clara y te encuentras en un serio debate entre varias razas de perros, puede que las particularidades del setter irlandés sirvan para enamorarte aún más de esta raza tan peculiar.
Irlanda, su país de origen
Comenzando por sus raíces. Así, tal y como su misma denominación indica, el setter irlandés es una raza originaria de Irlanda, un país coloquialmente conocido por el nombre de 'isla Esmeralda' y, sobre todo, por la intensidad de sus tierras verdes. Allí es donde este cachorro vio por primera vez la luz e inicio un camino hacia su expansión por diferentes ciudades del mundo. Además, reconocido como una de las razas caninas con mayor antigüedad, se cree que el setter irlandés terminó derivando de un cruce del spaniel de agua irlandés, el pointer español y los setter inglés y Gordon. Todo ello fechado en pleno siglo XVII.
Desde entonces, esta raza de perro fue creciendo en un ambiente específico y con un objetivo bastante señalado: convertirse en un perfecto e intrépido cazador. Así es, fue a partir del siglo XVIII cuando el setter irlandés comenzó a ser entrenado y educado para salir al campo y formarse como el perfecto y deseado perro de caza. Su audacia, instinto y vitalidad le hacían ser imprescindible a la hora de conseguir llevarse a casa la mejor de las presas. De esta forma, poco a poco su relevancia fue creciendo y, años más tarde, su expansión logró alcanzar el otro lado del charco, llegando a afincarse nada más y nada menos que en Estados Unidos. Así hasta el día de hoy.
De perro de caza al perfecto animal de compañía
Aunque además de esta condición innata, con el paso del tiempo el setter irlandés también ha ido adquiriendo una de las grandes particularidades que le ha hecho ser aún más especial de lo que era: la de transformarse en el perfecto animal de compañía. Todo ello sin perder su propiedad de perro deportista y fiel cazador. Sin embargo, es cierto que esta última característica ha ido progresivamente perdiéndose con los años y reforzándose cada vez más su función de compañero de juegos y de vida. Y es que su carácter tan noble, vivaz y cariñoso hace que los contras apenas tengan importancia. Si bien es cierto que también hay que considerar ciertas aptitudes a la hora de aceptarle en nuestro seno familiar.
No obstante, centrándonos en las características que definen su carácter y comportamiento, se podría decir que el setter irlandés es una de las razas caninas más activas y arrolladoras. Siempre dispuesto a mostrarse lo más energético posible, esta raza exige a voces un fiel entendimiento, cuidado y atención, haciendo que su vida esté plagada de ejercicio y viveza. Juguetón, travieso y sociable, aunque eso sí poco dispuesto a mostrarse obediente. Su independencia y su reacción testaruda ante algunas situaciones requerirán de una adecuada formación y actuación por parte de sus correspondientes dueños.
Asimismo, otro de los rasgos que también identifica a esta raza es la hiperactividad que puede llegar a mostrar en diversas situaciones, debido al entrenamiento recibido como perro de caza. Por ello, es aconsejable que al aire libre siempre vaya atado y no suelto ya que, unido a su falta de obediencia, es probable que siga sus instintos cazadores y termine escapándose. A todo esto habría que unirle, además, su lento progreso madurativo, tanto físico como mentalmente. De esta forma, habrá que hacer especial hincapié en diversas actividades o pautas que le lleven a mejorar el cumplimiento de órdenes.
Sin embargo, y aunque anteriormente destacábamos su perfil altamente afectuoso y sociable, también sería necesario que en todo momento existiera un ambiente de lo más agradable y acogedor entre dueño y mascota. ¿A qué se debe esto? A que cabe la posibilidad de que un setter irlandés descontento o cabreado acabe convirtiéndose en un ser algo destructivo y fuera de control, en contadas ocasiones y de manera excepcional. Pero que no cunda el pánico. Esto no quiere decir que realmente vayamos a introducir en nuestras casas a una fiera sin domar, sino que la disciplina siempre tendrá que estar presente por nuestra parte. Además, una de las cosas buenas que le caracteriza es su afán por proteger a quienes le rodean y su falta de interés por dominar sobre otros.
Características físicas y alimentación
En cuanto a su físico, el setter irlandés presume de ser un perro grande, con medidas comprendidas entre los 58-67 cm. en los machos y los 52-62 cm. en las hembras. Con un pelaje de color castaño intenso que normalmente destaca por su corta medida en la cabeza y patas y un tamaño moderadamente más largo en el resto del cuerpo. Además, también puede darse la posibilidad de que nuestro setter irlandés disponga de manchas blancas en el pelo. Su peso suele ser de unos 20-30 kg. en los machos y de 18-25 kg. en las hembras y su esperanza de vida suele rondar los 13 años.
Para que no falte detalle alguno a su cuidado, se recomienda que el pelaje de esta raza canina sea cepillado diariamente al menos en dos o tres ocasiones, para evitar posibles nudos y su posterior deterioro. Asimismo, y aunque se le considere como una raza de perro limpia, se debe bañar cada 6 o 7 semanas y cuidar tanto sus uñas, dientes, ojos y orejas de posibles enfermedades. Algunas de las más comunes en esta raza suelen ser la atrofia progresiva de retina (que puede derivar en ceguera), la displasia de cadera, epilepsia e hinchazón o dilatación progresiva, entre muchos otros problemas hereditarios.
Un cuidado exhaustivo, una buena rutina alimenticia y las correspondientes visitas a nuestro veterinario ayudarán a sus dueños a evitar que alguna de estas enfermedades logre desarrollarse. A pesar de todo ello, y gracias a su esbelta figura, el setter irlandés también es conocido en el ranking de razas caninas como uno de los grandes reyes en las exposiciones de belleza. Algo que debe sobre todo a la energía de su pelo y a su postura clásica. Asimismo, también suele ser presentado en pruebas de campo, aunque este título de campeón es considerado como uno de los más complicados de conseguir y pocos setter logran hacerse con uno de ellos. Lo mismo pasa con las competiciones de obediencia, debido a su carácter tan testarudo.
Vida en familia
Aunque si hay algo que destaca entre sus cualidades, esa es su función como ayudante de terapias en asilos, escuelas, hospitales y centros de rehabilitación. Porque si hay algo de lo que puede presumir esta raza es de ser el perfecto compañero de vida para muchas personas. Cariñoso y sociable, puede conseguir que muchas personas con problemas puedan superar sus miedos y esbozar una gran sonrisa gracias a su presencia. Así, se podría decir también que en una familia con niños encajaría como anillo al dedo.
Tan sólo hace falta entregarse al 100% con este cachorro y proporcionar el juego necesario para satisfacer sus necesidades, gracias a su carácter tan activo. Amante de la naturaleza y de las actividades al aire libre, el setter irlandés reclama como normal general unas dos o tres horas de antención y ejercicio al día y actividades al aire libre. Por lo tanto, lo ideal sería que perteneciera a una familia que habitara una vivienda lo suficientemente grande y con un amplio jardín para que se sienta lo más en libertad posible.