El gato Habana, también conocido como gato Habana Brown, es un tipo de gato que, a pesar de ser de raza, se encuentra en peligro de extinción debido a los pocos ejemplares que hay por el mundo. Presente sobre todo en Europa y Estados Unidos, se trata de un gato cariñoso y juguetón que rompe con la independencia que siempre ha caracterizado a estos animales. Esta raza, que suele tener el pelo corto, sedoso y de color marrón caoba junto con unos ojos de color verde intenso, goza por lo general de una salud fuerte que le permite realizar todo tipo de actividad, tanto física como mental.
Orígenes del gato Habana
Los orígenes de esta raza se remontan a mediados del siglo pasado, en torno a 1952, debido a los programas de crianza de gatos que mezclaban distintas razas. En el caso del gato Habana, se partió de la selección y el cruce de los gatos siameses y de otras razas orientales, primando el color marrón que hoy caracteriza a este tipo de felino. Al primero de ellos se le llamó Elmtower Bronze Idol, y un año más tarde, comenzó la procreación con el nacimiento de nuevas crías de esta raza.
El desarrollo del gato Habana en ambos continentes, Europa y Estados Unidos, siguió caminos distintos, pero en ninguno de ellos logró alcanzar la popularidad de otras razas de gatos. Con lo cual, en la actualidad se trata de una tipología de gato ni muy conocida por la gente ni muy extendida por el globo. No obstante, sí que ha habido intentos por parte de algunos criadores de conseguir reforzar el número de crías de gato Habana. Debido a que no es un tipo de gato muy expandido en el mundo, se recurre a la mezcla con otras razas felinas, por lo que el aspecto y el carácter de estos gatos puede sufrir variaciones.
No se conoce con seguridad el origen del nombre asignado a esta raza, aunque lo cierto es que no hay nada que relacione genéticamente al gato Habana con Cuba. Algunos apuntan con sus teorías a que el pelaje amarronado de estos animales recuerda al color del tabaco, un producto emblemático de este país, y que de ahí se haya tomado su nombre, pero no se sabe con exactitud ni el tiempo ni los motivos por los que esta raza hoy se denomina así.
Características físicas del gato Habana
El tamaño del gato Habana es medio, y su peso, tampoco muy elevado, oscila entre los 2 y los 5 kilos. Con unas proporciones equilibradas, su cuerpo es alargado pero también musculoso, lo que le permite ser ágil y fuerte en su día a día. Su cabeza es triangular, con las orejas grandes y rígidas, y con unos ojos verdes muy redondos y extremadamente abiertos que resaltan entre su pelaje.
Precisamente, el pelo del gato Habana Brown es un rasgo peculiar de esta especie, porque es bastante corto y muy fino, algo que puede hacerle parecer pelado, y tampoco le crece con rapidez. Aun así, presenta abundante cantidad de pelo, el cual es brillante y muy suave al tacto, lo que facilita su mantenimiento natural en buenas condiciones sin necesidad de cuidados especiales. Respecto al color, esta raza presenta exclusivamente tonos marrones, predominando el chocolate, pero los matices pueden variar desde los tonos caoba o avellana hasta los ceniza.
Temperamento del gato Habana
Por lo general, los gatos Habana son muy sociables, a diferencia de la independencia que habitualmente caracteriza a los felinos. Aunque pueden aparentar ser algo altivos o ariscos, les encanta jugar y recibir toda clase de atención por parte de sus dueños. Sentirse mimado y ser el centro de todas las caricias son rasgos que hacen que esta raza sea la ideal para aquellas familias que se estén planteando la llegada de un nuevo miembro. Además, son gatos muy inteligentes que, aparte de querer jugar gran parte del tiempo, son muy dóciles y aprenden con rapidez. Este aspecto es muy positivo, pues favorece la convivencia en el hogar y, aunque son animales curiosos por naturaleza y les gusta explorar, se adaptan muy bien a la vida en interior hasta el punto de llegar a establecer fuertes vínculos con sus amos.
Cuidados básicos del gato Habana
Afortunadamente, la salud de los gatos Habana es muy robusta por lo que no precisan de unos cuidados especiales más allá de los básicos que cualquier otra raza felina necesitaría. Sin embargo, se ha observado que estos animales son más sensibles a los parásitos, los enfriamientos y las afecciones pulmonares. Por tanto, es recomendable realizar revisiones periódicas con el veterinario para prevenir y evitar cualquier síntoma, además de llevar al día temas como el de las vacunaciones y desparasitaciones.
Como con toda mascota, es muy importante que el gato Habana lleve unos hábitos de vida saludables, y, para ello, resultan fundamentales dos aspectos: la alimentación y el ejercicio. Al ser una raza activa, estos animales tienen que moverse a diario, así que los dueños tienen que ocuparse de invertir buena parte de su tiempo en sus mascotas. Jugar habitualmente con ellos o realizar actividades que requieran de ejercicios mentales que capten su atención son algunas maneras que contribuyen a que el gato mantenga una vida sana, tanto física como mentalmente.
Respecto a la dieta, hay que tener en cuenta el equilibrio que debe haber entre las calorías quemadas y las consumidas, puesto que este tipo de gatos son muy activos y desgastan con mayor facilidad. También son importantes otras cuestiones básicas, como la cantidad de comida que el felino debe ingerir, que debe ser siempre la adecuada, y que la dieta contenga los nutrientes necesarios para evitar posibles enfermedades. En cuanto a la higiene, como ocurre con otros gatos, hay que ser constantes con algunas tareas como el cepillado y la limpieza de las orejas, que habrá que realizar, al menos, una vez por semana. Y aunque esta raza posea un pelaje de lo más brillante por naturaleza, sí que requiere de un baño cada dos meses, más o menos, para mantenerlo en la mejor de sus condiciones.