El Burmés es una raza de gato doméstico de tamaño mediano que procede de los antiguos ejemplares felinos originarios de la zona de Birmania y Tailandia, pero que fue creada, tal y como hoy la conocemos, en Estados Unidos. En este artículo te proporcionamos toda la información básica sobre el origen y la procedencia, el aspecto y las características físicas, el carácter y el comportamiento, así como los temas relacionados con la salud y los cuidados específicos de esta raza felina por si tienes o deseas tener un ejemplar de Gato Burmés como mascota.
Origen de la raza felina Burmés
Para conocer el origen concreto de esta raza felina tenemos que remontarnos muchos años atrás, concretamente a las leyendas del siglo XV, en cuyos manuscritos se sitúa a este gato en los antiguos monasterios birmanos, así como por todo el país de Tailandia, tal y como puede verse en las distintas representaciones de la época. Sin embargo, la raza, tal y como la conocemos hoy, fue desarrollada en Estados Unidos en el año 1930, cuando el Dr. Thompson, un psiquiatra militar norteamericano de origen birmano, se llevó a la ciudad de San Francisco una gata de color avellana llamada Wog Mau para trabajar en la depuración de la raza mediante su cruce con otra, un macho de Siamés seal point que se llamaba Tau Mau. Como resultado de este cruce nacieron varios gatos de diferentes colores, entre ellos, uno marrón oscuro que posteriormente fue apareado con su propia madre para dar origen a los dos ejemplares unicolores marrones que establecieron lo que es la raza actual.
Finalmente, la raza de gato Burmés quedó reconocida oficialmente en los años 50, época en la que se convirtió en un felino muy popular entre los estadounidenses y los europeos. Y, aunque algunas federaciones solo reconocen una única raza de Burmés, otras dividen la misma en Birmano americano y Birmano inglés según sea su procedencia. El gato Burmés ha sido empleado, a su vez, para dar origen a otras razas felinas como el gato Tonkinés, que es fruto de su cruce con gatos siameses, así como el gato Tiffany (también conocido como Burmés de pelo largo) y el Burmilla, que es el resultado de su cruce con el gato Persa chinchilla, además de también haber sido cruzado con el gato American Shorthair.
Aspecto y características físicas del Gato Burmés
La cría por separado en Estados Unidos y Europa ha hecho que el gato Burmés americano sea más rechoncho y redondeado mientras que las facciones del ejemplar inglés son más orientales y triangulares. De todos modos, a rasgos generales, el gato Burmés se caracteriza por tener un cuerpo de tamaño mediano que es fuerte, redondeado, sólido musculoso y compacto; con un peso que va de los 5 a los 6 kilos en los ejemplares macho y de 3 a 5 kilos en los ejemplares hembra. Su cabeza es redondeada con pómulos prominentes; sus ojos están muy separados entre sí y son redondos, luminosos y muy expresivos en un color amarillo dorado; sus orejas también están bien separadas y son de tamaño mediano, de base ancha y redondeadas; tanto su hocico como su nariz son anchos, mientras que su cola es recta, moderadamente larga y de terminación redondeada.
Respecto a las características de su pelaje, este felino tiene un pelo corto, fino, brillante y muy suave que se encuentra pegado al cuerpo y casi no tiene (ni suelta) pelusa. Su manto, lustroso, apretado y sedoso admite una gran variedad de colores, que son los tonos marrón, foca, azul, chocolate, lila, rojo, crema y tortuga, estando también permitidos los degradados del tono de su pelaje, pero, en cambio, no se admiten patrones punteados o moteados en su capa. También es deseable que la pigmentación máxima del gato, es decir, el color más oscuro de su pelaje, se encuentre en los points.
Carácter y comportamiento del Gato Burmés
El gato Burmés destaca por ser un animal curioso, cariñoso, noble e inteligente. Además, su carácter sociable, afectuoso, leal y amigable lo convierten en la mascota perfecta, incluso con los niños, ya que son traviesos, activos, juguetones y disfrutan mucho del contacto con los humanos. Además, este gato nunca saca las garras, ni siquiera jugando, por lo que nunca te arañará. A estos gatos les encanta estar con sus amos y reclamarán continuamente mimos, por lo que, a diferencia de otros razas, no es recomendable que los burmeses tengan que estar solos largas temporadas o lejos de sus dueños. Aunque es un gato que en ocasiones puede mostrarse algo celoso y territorial, también es muy capaz convivir con otros animales de compañía, así como tampoco se mostrará excesivamente alerta o receloso con las personas desconocidas.
A pesar de su gran vitalidad, los gatos de esta raza también son muy tranquilos y hay pocas cosas que no le gusten más allá de la soledad, ya que lo único que detestan verdaderamente es estar solos. Otra de las características de este felino es que son muy habladores, aunque menos vocalizadores que otras razas orientales. De todos modos, los burmeses son gatos muy comunicativos y aunque su tono de voz es muy potente, éste también es dulce y suave. Aunque el Burmés adulto emite menos sonidos, cuando es cachorro maúlla frecuentemente durante las primeras semanas. Después su maullido no será tan intenso como en la etapa anterior, pero, en ciertas ocasiones, como cuando quiera llamar la atención del amo, no dudará en echar mano de su peculiar sonido.
Cuidados específicos y salud del Gato Burmés
El gato Burmés no necesita unos cuidados específicos, ni demasiado meticulosos. Su atenciones no van más allá de las habituales y comunes al resto de felinos domésticos. Esta raza tan solo requiere un cepillado semanal para desenredar su pelaje, para mantener su manto en buenas condiciones y para evitar la acumulación de pelo muerto. Se le debe bañar una vez al mes o siempre y cuando sea necesario, prestando especial atención al cuidado de sus ojos, su nariz, sus orejas y sus dientes, así como también es preciso que se acuda periódicamente al veterinario para llevar al día tanto sus vacunas como sus revisiones.
Otro aspecto a destacar en cuanto a las características propias de este gato es que es muy sensible a la temperatura , por lo que no acepta bien los climas fríos y habrá que procurarle un ambiente templado. Por otra parte, el gato Burmés se adapta a la perfección a la vida en pisos o apartamentos, aunque preferiblemente con espacios abiertos, ya que le gusta mucho jugar, como hemos visto anteriormente. Del mismo modo, su carácter y su personalidad hacen que el Burmés o Birmano sea un gato que requiere bastante atención y afecto, por lo que habrá que proporcionarle la dosis diaria del cariño y las caricias que demanda para que sea una mascota feliz.
Respecto a la alimentación del Burmés, es recomendable que el gato permanezca con su madre hasta al menos los cuatro meses de edad, cuando ya habrá adquirido los nutrientes necesarios de su leche. Posteriormente, es aconsejable escoger una dieta rica en proteínas y, según los especialistas, el gato debe ingerir unas 60 kilocalorías, por cada kilo de peso, al día, repartidas en pequeñas raciones para que el felino pueda realizar varias comidas ligeras a lo largo del día. También es indispensable la correcta hidratación del gato, por lo que siempre deberá tener a su alcance un bebedero con agua fresca.
En cuanto a las cuestiones relacionadas su salud, el Burmés es una de las razas de gato más fuertes, enérgicas y saludables que existen. De hecho, hasta la fecha no se le ha atribuido ninguna afección específica de su raza, por lo que la selección natural ha hecho de este gato una raza muy sana y longeva, con una esperanza de vida que puede llegar a alcanzar los 18 años de edad y que apenas se pone enfermo.