Las visitas al veterinario no suelen ser cómodas para ningún animal, ya que se suelen conocer el camino y recuerdan otras ocasiones en las que han completado ese recorrido para acabar en la consulta de un profesional que le ha sometido a pruebas.
Casi todos los animales tienen miedo a ir al veterinario porque cada vez que van allí no suele ser para nada bueno ni para nada cómodo, ya que suelen hacerles análisis, pruebas médicas, suelen encontrarse con gente desconocida como los veterinarios y se encuentran fuera de su zona de confort.
Los perros suelen padecer ansiedad cuando se dan cuenta que su dueño le acerca poco a poco al veterinario y comienzan los intentos desesperados por salir de allí cuanto antes sin pasar por las manos del profesional. Pueden llegar a hacer cualquier cosa.
Por su parte, los gatos muestran su lado más agresivo y pueden llegar a arañar a cualquier persona que se interponga en sus intenciones de abandonar el centro veterinario. Su gran agilidad les lleva a ubicarse en sitios difíciles de alcanzar.
Este miedo a los veterinarios de animales domésticos como los perros o los gatos tienen solución y se pueden evitar si los dueños siguen una serie de pautas para normalizar las visitas al centro veterinario. Poco a poco s e puede llegar a evitar que las mascotas lo pasen mal.
¿Qué hacer en el caso de tener un perro?
Muchos perros tienen pánico al veterinario y esta fobia es muy común dentro del mundo canino por lo que es muy importante buscar las soluciones pertinentes para que la mascota esté tranquila y pierda ese temor a acudir al centro veterinario.
Antes de acudir al centro veterinario es conveniente pasear al perro durante un tiempo largo y jugar con él ya que es una buena forma de reducir la ansiedad, que no llegué con tanta energía al centro y que llegue mucho más calmado a su visita con el profesional de la salud animal.
Si el dueño tiene por costumbre llevar a su mascota al veterinario en el coche es probable que en cuanto vea el coche se cargue de nervios y miedo. Por ello, es conveniente que el animal suba al vehículo para realizar otro tipo de actividades como llevarle al campo o a algún sitio que le guste. De esta forma se puede evitar que el perro esté tenso desde que sale de casa.
En el centro veterinario es conveniente que el dueño no se ponga nervioso ya que los perros notan ese tipo de cosas y si ven ansiedad en las personas en las que confían ellos también estarán tensos y buscarán salir del lugar por todos los medios.
Además, es recomendable fijar una revisión cada seis meses aproximadamente en lugar de acudir únicamente en caso de urgencia para que el perro considere el veterinario como un algo familiar al que hay que acudir de forma periódica. Esto puede reducir considerablemente los niveles de estrés.
También es fundamental tratar con mucho cariño a la mascota cuando entra en la consulta, acariciarlo y mostrarle unos niveles de seguridad muy altos. Asimismo, es bueno mostrar tranquilidad en el trato con el veterinario ya que el animal puede notarlo.
Por último, es positivo que el perro siempre pueda ver al dueño mientras le están realizando las pruebas médicas correspondientes y acudir al veterinario con algún tipo de premio comestible para que sepa que al salir va a tener algo que le gusta y pierda el miedo
¿Qué hacer en el caso de tener un gato?
El caso de los gatos presenta algunas diferencias respecto al de los perros aunque tienen algo en común: la ansiedad. Los dueños deben estar tranquilos en todo momento y transmitirles seguridad tanto antes de ir como en el centro veterinario porque sino el animal tendrá miedo, estará nervioso y será capaz de cualquier cosa con tal de no entrar o de salir (si ya está dentro) del centro veterinario.
El transportín es otra de las herramientas que hay que usar de forma adecuada para evitar que el gato se sienta incómodo. Es bueno sacarlo un día antes de ir al veterinario e introducir algún juguete del animal dentro para que sienta cómodo, entre y salga y no lo vea como algo desagradable. Tiene que ver el transportín como algo normal en lugar de una caja en la que se mete para ir a sitios que le generan ansiedad.
Además, se puede recurrir a productos que se echan en la manta o en cualquier juguete que le guste mucho para disminuir el grado de ansiedad antes de salir de casa. Esto es recomendable, sobre todo, en aquellos gatos que son extremadamente nerviosos.
Al igual que en el caso de los perros, hay que estar siempre en el campo de visión del gato para evitar que tenga miedo y darle algún tipo de premio cada vez que salga de la consulta para que esté más calmado y relajado a la hora de afrontar su próxima visita.