Cuando decidimos adoptar o adquirir un gato son muchas las cosas que a primera vista no considerábamos importante, pero con el tiempo sabemos que es esencial tener en cuenta. A primera vista, seguramente, solamente pensábamos que debíamos tener preparado el cuenco con agua, la comida y la arena para que el gato pudiese hacer sus necesidades. Sin embargo, la mascota también necesita tener su propio espacio en el hogar, con su cama o mantas, además de sus juguetes o zona de ocio.
Los gatos son mascotas que si no se les dedica el tiempo necesario en su educación pueden desarrollar comportamientos indeseados, lo que puede hacer que se coma todo lo que dejes por encima de mesas y encimeras, o trepe y rompa muebles estando tú o no presente en el hogar. Por eso, si decidimos adquirir esta mascota deberemos ser conscientes de que tenemos que dedicarle bastante tiempo, sobre todo cuando termina de llegar al hogar, para que aprenda las normas y podáis convivir en paz, como lo haría un miembro más de la familia, que es lo que es el gato.
Además de llevar a tu mascota a las revisiones regulares del veterinario, también deberás estar pendiente de su estado de salud. Son muchas las infecciones y enfermedades que pueden atacar a tu gato, pero si sabes verlas a tiempo tu veterinario sabrá darte el tratamiento adecuado para que tu mascota se ponga sana lo antes posible.
Qué es el prurito en gatos
Los gatos son animales que están constantemente lamiéndose. Realizan esta acción para limpiarse y mantener su pelaje sano y cuidado. A consecuencia de tanto lamido es probable que vomiten todo ese exceso de pelo que su cuerpo no ha podido digerir bien. No obstante, deberemos aprender a discernir cuando solamente se está limpiando a cuando estos lamidos se vuelven excesivos.
El prurito es una afectación en la piel de tu mascota que le creará irritación y picor, por lo que tu gato estará constantemente rascándose, lamiéndose e incluso dándose pequeñas mordeduras en la zona de la piel más afectada. Probablemente no nos dejará mirar el estado de su piel, ya que puede encontrarse bastante irascible, o no sepamos ver nosotros bien que le pasa.
La mayor causa del prurito suelen ser las alergias. Puede que tu gato haya comido o tocado algo que haya reaccionado con su piel, por lo que el picor y la irritación serán entonces casi instantáneos. Si no vamos al veterinario lo antes posible, tu gato puede pasarse mucho tiempo rascándose una zona concreta del cuerpo, por lo que podrá arrancarse el pelo e incluso hacerse sangre. Para combatirlo el veterinario probablemente te dé una medicación para reducir los efectos de la alergia en el gato y en algunos casos es probable que t e aconseje ponerle la campana alrededor del cuello, de este modo no podrá rascarse esa zona ni hacerse más daño.
Otra de las causas de prurito en gatos pude ser una infección. Los gatos callejeros son más susceptibles a ser infectados por esta enfermedad debida a la falta de higiene que tendrán en la calle, además estarán expuestos al contacto de otros gatos infectados con esta u otras enfermedades, lo que debilitará su sistema inmune y les hará más proclives a sufrir esta dolencia. En estos casos para combatirlo lo mejor será consultar con un veterinario y determinar cuál es la mejor manera de quitar el prurito y seguir una nueva rutina de limpieza. Si vas a dejar a tu gato salir a la calle igualmente deberás seguir un proceso más estricto de desinfectación, para que no contraiga pulgas o enfermedades de otros gatos, y de limpieza, para que su piel y pelo estén siempre limpios, lejos de las infecciones o los picores causados por el prurito.
Como comentábamos, las alergias juegan un papel importante a la hora de detonar picor en la piel de los gatos, además de la irritación. No siempre debe ser una alergia alimenticia, puesto que quizás tienes una planta en casa que el gato no ha comido, pero que cada vez que frota, voluntaria o involuntariamente, su cuerpo contra ella le puede aparecer esta irritación y picor, también llamado prurito.
No siempre nos es fácil determinar qué está causando esta alergia de contacto o alimenticia en el gato, por lo que lo mejor será siempre consultarlo con el veterinario, quien no solamente te dará el mejor tratamiento, sino que también será capaz de decirte cuáles son las plantas y los alimentos que pueden causar reacciones alérgicas en estas mascotas. Si al final consigues averiguar cuál ha sido el causante del prurito alérgico de tu gato deberás mantenerlo alejado del animal para que no le pueda producir más de esta incómoda y molesta irritación.
Existen enfermedades en la piel de los gatos que también pueden causar prurito. En estas ocasiones nada tiene que ver qué han comido los gatos, donde se han rozado o si han estado en la calle junto a otros gatos, ya que el detonante puede haber sido el mismo organismo del gato. Estas enfermedades degenerativas o infecciosas necesitarán ser tratadas por un veterinario o especialista en la salud felina lo antes posible, ya que podrán contagiar a otros gatos, a ti o la salud de tu mascota se puede perjudicar rápidamente.
Para combatirlo el veterinario sabrá cuál es el procedimiento o tratamiento más adecuado, por lo que mientras antes lo empecéis antes podrá recuperarse tu mascota. A partir de este momento deberás seguir los consejos recomendados por el profesional de la salud felina y tener en cuenta que existen otros motivos por los cuales los gatos pueden sufrir pruritos.
Así pues, la salud de tu gato será sumamente importante, como un miembro más de la familia que es, por lo que deberás tomarte tu tiempo en lavar a tu mascota solamente con los jabones indicados y durante los períodos de tiempo aceptados, deberás también darle la mejor alimentación e hidratación, vigilar que no se pueda contagiar de ninguna enfermedad por causa de otros gatos o tener reacciones alérgicas, cuidar de su salud y llevarlo al profesional de la salud felina para que pueda darle el tratamiento adecuado siempre que sea necesario y asegurarte de que tu gato es feliz, porque algunos animales en situaciones de aburrimiento o estrés pueden llegar a rascarse de forma compulsiva y hacerse daño sin que lo que deban combatirlo sea el purito, sino que el tratamiento será simplemente que le des más atención.