Suena cruel, brutal y también increíble que muchos animales tengan que sufrir dolores solo por los fines económicos que hay detrás. Hay una práctica veterinaria que se llama rumitonomía que consiste en perforar el lomo de las vacas dejándolas abiertas con una herida lo suficientemente grande para que quepa el brazo de una persona.
Para ello se abre un agujero de unos 20 centímetros de diámetro y se coloca una prótesis parecida a una tapa de gasolina de un coche. Así la herida nunca se cerrará. Para hacer este agujero se necesita cirugía entre cuatro y seis semanas de postoperatorio.
Las vacas son rumiantes
Las vacas comen hierba y paja, pero no tienen enzimas, es decir, proteínas, para digerir todos los alimentos que contengan fibra. Es por ello que cada una de las cuatro cavidades que componen el estómago de un rumiante tiene su papel. El estómago de un rumiante -donde se incluyen las vacas- está formado por el retículo, el omaso, el abomaso y el rumen, la parte, a priori, más importante.
El alimento entra primero por el retículo ras ser deglutido y se mezcla con la saliva para formar el bolo. Después pasa al rumen, que es la segunda cavidad, menzclando todos los microorganismos para formar un líquido que se rumia. La rumia supone una reensalivación que cambiará el tamaño de las partículas y al volver a ser ingerido irá al omaso, reduciendo el contenido de agua, para pasar al abomaso, y equivale al estómago no rumiante.
Usos y funciones
Funciona como una ventana para que los ganaderos puedan ver directamente el estómago de la vaca y analizar su contenido. Está claro que sus fines son económicos. Este proceso no tiene en cuenta el sufrimiento que puede sentir un animal y está claro que se hace para aumentar la producción.
La resistencia de los grandes rumiantes al dolor y al sufrimiento es mucho mayor que otros animales, pero no por ello las punciones van a ser la primera opción. Ante un timpanismo grave, la trocarización (hacer un agujero) puede ser una manera de aliviar la presión cuando otros métodos no serían suficientemente rápidos. Se trata como de una especie de 'traqueotomía' para humanos, aunque la ventana ruminal es un paso más.
Muchos lugares que estudian el rendimiento del pienso tienen a vacas con estos agujeros para controlarlo. Mediante ellas se puede acceder al rumen, con ella se puede analizar los procesos digestivos y analizarlo para ver si la fermentación es correcta.
Las incisiones suponen un riesgo al exponer estructuras internas a las amenazas del exterior, y las cirugías digestivas son particularmente peligrosas por el propio contenido de las vísceras.
Se trata de un proceso que además es caro, se trata de una inversión puntual y por eso no hay muchos animales que tengas agujeros, aunque sí que cabe señalar que cada vez es más frecuente. Claro que se trata de un proceso 'experimental', aunque a veces se trata de un beneficio propio donde se cruza el beneficio económico de los ganaderos.
Maurice Eastridge, de la Universidad de Ohio, codirector de un estudio y a favor de esta cirugía, dijo: Hace años que ponemos el énfasis en investigar la nutrición de las vacas por su importancia en la producción de leche. (...) "tenemos la esperanza de mejorar las recomendaciones alimentarias para productores de leche y para la industria ganadera en general".
PETA ha denunciado este procedimiento porque en cierto modo no tiene en cuenta el sufrimiento animal y se realiza solo para aumentar el rendimiento de la producción. "Aunque algunos afirman que esto puede mejorar la salud de los animales, el procedimiento parece que beneficia en mayor medida son las industrias cárnicas y lecheras", afirman en su web.
Mejorando el medioambiente
También se analiza la cantidad de metano que se produce en la digestión. Minimizar la emisión de metano a la atmósfera que se libera en la ventosidades de estos animales, es también un objetivo de este estudio, ya que el metano es un potente gas de efecto invernadero que ayuda en el proceso del calentamiento global.