Parece inevitable que todos los perros se comporten de una manera similar cada vez que llaman al timbre de una casa, y es que parece que el perro se vuelva loco cada vez que esto ocurre. Es algo matemático, e incluso parece inevitable que un perro se comporte de una determinada manera cuando llaman a una casa pero, ¿cuál es la razón de este comportamiento?
La reacción habitual que tienen los perros al sonar el timbre es de ladrar, correr hacia la puerta o incluso dar vueltas sobre sí mismos, demostrando así sus ansias por conocer quién hay detrás. Esta alteración o estímulo parece que es difícil de frenar, pero tiene su por qué, e incluso hay maneras de evitar que este comportamiento vuelva a aparecer en reiteradas ocasiones.
Es común que los dueños de los perros no sepan a qué se debe este comportamiento y no conozcan maneas parar al perro, o que incluso le regañen o castiguen por ladrar hacia la puerta de la casa. Pero ¿realmente se puede evitar que los perros se comporten de esta manera? ¡Vamos a descubrirlo!
¿Por qué el perro se vuelve loco cuando llaman a la puerta?
Para buscar una explicación lógica acerca de que un perro se vuelva loco cuando llaman a la puerta hay que atender a la psicología del animal, ponerse en su lugar y comprender que este tipo de reacción es algo completamente normal y natural. En su instinto está ladrar o reaccionar de una determinada manera, como ocurre cuando hay una tormenta o cuando se escuchan petardos fuera de casa.Los perros son animales de manadas, es decir, están acostumbrados a vivir rodeados de los suyos, ya sean personas o más animales que convivan con ellos en la misma casa desde pequeños. Este núcleo o manada, para ellos, suele ser muy cerrado y es bastante difícil entrar cuando ya está completo en la mente del perro.
Por ello, cuando suena el timbre entienden que tras la puerta hay una persona, ya sea de su manada o desconocida para él. Este estímulo provoca una descarga de adrenalina, y es que los perros saben que detrás de este sonido de timbre hay un miembro importante para él: un ser conocido y querido o alguien que puede suponer un peligro, o incluso que quiera entrar en la manada que ya está cerrada. Con todo, esta reacción exagerada simplemente se debe a su naturaleza de animal y al instinto protector del perro. A priori este comportamiento no puede ser controlado por el mismo perro, sin embargo, con ayuda de una serie de pautas puede ser educado e incluso corregido para que no vuelva a ocurrir cada vez que llaman a la puerta.
¿Cómo se evita este comportamiento?
Cuando un perro comienza a ladrar, o simplemente se vuelve loco al escuchar el sonido de la puerta, los dueños suelen reñirle, gritarle o sujetarle para que deje de comportarse de esta manera. Reprimir al perro solo puede ser efectivo a corto plazo, pero no funciona a largo plazo ya que solamente se controla su reacción agresiva, pero se aumenta su ansiedad al escuchar el sonido del timbre.
Para comenzar la desensibilización a este sonido hay que tener en cuenta que el aprendizaje conlleva un gran esfuerzo, tiempo y constancia por parte de los dueños. También se debe prestar mucha atención a los visitantes, quienes tendrán que colaborar en esta educación para evitar la sobreestimulación del perro y conseguir juntos una misma finalidad. Un truco que puede dar resultado es cambiar el sonido del timbre por otro totalmente diferente, sin embargo puede no ser efectivo y que el perro siga reaccionando de igual manera. Por otro lado, hay personas que educan a sus perros ignorando el estímulo para que los animales imiten el comportamiento y dejen de actuar de tal manera al notar que no recibe ningún tipo de atención por parte de su dueño, algo que también puede funcionar de una manera muy efectiva.
Una forma efectiva de educar al perro
Existen muchas maneras de educar al perro, pero una de las más efectivas requiere mucho tiempo y dedicación por parte de los dueños del animal. Igual que ocurre con otros estímulos, como las tormentas o petardos reiterados, el timbre suele ser uno de los que más ponen nerviosos a los perros, e incluso hace que el animal se vuelva loco, sobre todo con los más pequeños.Un truco infalible es buscar en Internet algún sonido parecido al timbre de la casa en cuestión, poniéndolo en marcha cuando el perro esté en calma y tranquilo. Se debe comenzar con un bajo volumen y repetir diariamente no más de cinco minutos al día, aunque cada vez se deberá subir un poquito más el volumen. Mientras tanto se pueden hacer otras cosas, hasta que por fin llegue el momento en el que para el perro el timbre y su sonido serán algo cotidiano.
Después de poner este truco en marcha hay que poner a prueba al perro con el timbre de la puerta, aunque se necesitará ayuda de otra persona para que llame y entre a la casa. No pasa nada si el perro toma la misma actitud que antes ya que el aprendizaje no ha hecho más que empezar.Una vez llegues a la puerta se debe abrir solo cuando consigas que el perro se siente y se calme, y la otra persona debe ignorar al perro hasta que éste se encuentre en calma y en un estado de relajación que permita educarle de la mejor manera posible. Repitiendo esto unas tres veces al día el animal se acostumbrará y, aunque es un proceso lento, se conseguirá el objetivo deseado.
Se recomienda que, una vez esté calmado y se abra la puerta, se recompense al perro con una chuche, un elogio o caricias. No se debe olvidar actuar siempre de la misma manera cuando suene el timbre, y recordar a las visitas que ignoren al perro hasta que se encuentre calmado y sentado para completar el proceso de aprendizaje. En el caso de que este aprendizaje no funcione, no desesperes. Puedes seguir intentándolo las veces que haga falta ya que, al final, el perro es una animal de costumbres y se puede conseguir lo deseado con técnicas que resultarán muy fáciles para los humanos.