En los días que corren tener un roedor como mascota es una de las mejores opciones para muchos porque, aunque precisan de atención, no necesitan salir de paseo y suelen ser de un tamaño más pequeño que perros y gatos. Sin embargo, aunque estos mamíferos vivan enjaulados o no se relacionen con otros seres de su misma especie, no están exentos de contagiarse de parásitos. Por eso es fundamental que si vas a tener uno como mascota, le adoptes o compres en establecimientos o corporaciones regulados, donde te aseguren que los documentos de tu futura mascota están en regla y te den garantías de su salud y bienestar. De esta forma no solo te cerciorarás de que el animal esté en buenas condiciones sino que además no contribuyes al comercio ilegal.
Tipos de parásitos que puede tener tu roedor
Para realizar una clasificación, hemos de hablar de dos tipos de parásitos: los externos y los internos. Cualquier roedor puede contagiarse de parásitos externos, así como pueden ser portadores de ellos. Desde ardillas, ratas, hámsters, jerbos, conejos, cobayas, chinchillas o un largo etcétera.
Los que más suelen afectarles son las pulgas, las garrapatas, los piojos y los ácaros, aunque los mosquitos y las moscas son también otros de los parásitos existentes. Se trata de pequeños insectos que causan molestias, alergias, chupan la sangre o generan problemas mayores en los mamíferos:
- Las pulgas son perfectamente visibles así que pueden detectarse con rapidez. Se propagan por el contacto directo entre dos animales o si le suelta en espacios donde puede haber presencia de estos insectos, como los jardines. Las pulgas se agarran a la piel, producen molestias en tu mascota y se alimentan de su sangre.
- Los piojos, de manera similar a las pulgas, se transmiten por contacto y viven en el pelo de los mamíferos. Su proliferación es muy rápida, llegando a ocasionar molestos picores en los roedores.
- Las garrapatas pueden picar a los animales, inflamando su piel y produciendo llagas, así como pueden transmitirles bacterias que causen enfermedades graves.
- Los ácaros habitan en la piel de los roedores y pueden provocar heridas e irritaciones cutáneas en tu mascota si no recibe la alimentación y cuidados necesarios. Asimismo, existe un tipo de ácaro, conocido por causar la sarna, que escava en la piel del animal para buscar alojamiento provocando mucho dolor.
Respecto a parásitos internos, destacan los que afectan al estómago o a los intestinos de los roedores, que pueden ser helmintos o protozoos. Los parásitos helmintos son aquellos organismos multicelulares que generalmente conocemos por el nombre de lombrices y los parásitos protozoos son unicelulares y su particularidad es su rápida capacidad de reproducción. Los parásitos internos suelen preocupar más que los externos dado que pueden originar daños irreparables en la salud del animal e incluso conducirle a la muerte si no se detectan y tratan a tiempo.
Diagnóstico y síntomas de parásitos en tu roedor
Como siempre debe hacerse, conviene observar diariamente a tu mascota para detectar un posible contagio de parásitos. En caso de sospecha, acude a tu veterinario con el roedor si detectas alguno de los siguientes síntomas:
- Los roedores suelen rascarse o acicalarse más de lo normal debido al picor que les producen los parásitos externos.
- Movimiento excesivo de tu mascota, con apariencia de nerviosismo o inquietud por toda la jaula.
- Falta de pelo en alguna parte de su cuerpo, con comezones o partes irritadas.
- Desgarros de la piel e infecciones.
- Para el caso de parásitos internos, se observan diarrea, vómitos, pérdida de apetito con consecuente disminución de masa corporal e incluso obsesión con lamer o morderse el ano.
Métodos de contagio de parásitos en roedores
Lo cierto es que existen muchos canales de contagio de parásitos y es bastante fácil que se transmitan entre mamíferos, así como también pueden infectarnos a los humanos por lo que hay que tener cuidado. En el caso de los parásitos externos, será suficiente con mantener el contacto directo con el animal contagiado. Para los parásitos internos, en el caso de los roedores domésticos, estos suelen aparecer por una mala higiene del animal así que conviene atender a sus necesidades básicas para prevenir el problema.
No obstante, el roedor también puede contagiarse por otros mamíferos infectados, especialmente si convive y tiene contacto con ellos dado que este tipo de parásitos suelta sus huevos en las heces, al vivir en los intestinos de los animales.
Otro método para el contagio es la saliva, sobre todo si el animal ha recibido un mordisco o arañazo por otro de sus iguales o si bebe líquido de un bebedero común en el que haya un miembro infectado. Asimismo, cabe señalar que e stas mismas vías de contagio pueden funcionar con los seres humanos. De hecho, estos parásitos pueden llegar a transmitirnos enfermedades tan graves como la salmonella o la peste o ser los causantes de vómitos, fiebres y problemas intestinales.
Prevención de parásitos en tu roedor
Para evitar problemas parasitarios en tu roedor, es preciso observar su comportamiento y rebuscar entre el pelo del animal para comprobar si pueden verse los piojos, pulgas o garrapatas. No obstante, estos insectos suelen vivir en lugares donde hay descomposición de materia, por lo que mantener una buena higiene del animal será imprescindible para impedir que surjan estos problemas.
Esto no solo incluye al animal en sí, sino también una limpieza de la jaula y sus objetos así como sustituir su comida por una nueva ración. Además, es obligatorio realizar visitas periódicas al veterinario para que revisen a tu mascota y le hagan pruebas, especialmente para controlar su sistema intestinal y descartar los parásitos.
Asimismo, conviene señalar que si detectas que uno de tus roedores está infectado, debes separarle inmediatamente del resto de sus compañeros para evitar su contagio. Por otro lado, uno de los métodos más eficaces de prevención son las vacunas o pastillas antiparasitarias que deberás darle de forma regular a tu mascota. De todas formas, puedes consultar con tu veterinario la aplicación de productos antiparásitos como pipetas, espumas, champús o sprays repelentes que se pueden encontrar fácilmente en tiendas para animales.