Aunque el comportamiento compulsivo puede darse en cualquier tipo de animal, en Bekia analizaremos cuáles suelen ser los diferentes desencadenantes que pueden llevar a un perro a tener un comportamiento compulsivo. Conocer el problema del can será indispensable para saber cómo actuar y, sobre todo, armarse de paciencia para cuidar, mimar y remediar esta conducta obsesiva.
Aunque el principal daño lo sufre la mascota, los dueños también pueden sufrir las consecuencias del comportamiento de sus perros, pues este puede generar molestias o incluso atentar contra la salud física y no solo del perro. Conocer el problema y llenarse de comprensión son las claves para entender qué es esta actitud, por qué se desencadena y qué se puede hacer para conseguir que nuestro perro esté contento y feliz.
¿Cómo afecta un comportamiento compulsivo en los perros?
Primero de todo, hay que decir que este tipo de actitudes pueden darse en cualquier tipo de mascota. Como tal, se considera compulsiva a un comportamiento cuando este es repetitivo y exagerado, es decir, cuando un gesto o acción del perro se convierten en síntomas ya que se repiten más de lo normal y de forma enfermiza. De entre los trastornos compulsivos más frecuentes en perros está el lamerse en exceso o incluso morderse a sí mismo o perseguirse obsesivamente la cola. En definitiva, son comportamientos sin razón ni objetivo ninguno y que están totalmente injustificadas en la situación en la que se dan.
De forma general, lo que se persigue es que el perro deje de tener este comportamiento, pero si este causa algún tipo de problema al animal, también habrá que cuidar que no se haga daño a sí mismo. Por ejemplo, las mordeduras o lamerse en exceso pueden ocasionar heridas que nunca lleguen a cicatrizar, se infecten y afecten seriamente a nuestra mascota causándole algún tipo de lesión cutánea.
Existe una clasificación del tipo de trastorno compulsivo que puede tener el animal y esta categorización se hace en función de la parte afectada del perro. Está el comportamiento que afecta a la movilidad del can, por ejemplo, cuando el perro gira sobre sí mismo sin control; el que afecta al sentido del gusto y se da cuando este se lleva a la boca, mastica o incluso traga materiales de todo tipo; también el trastorno compulsivo a la hora de ladrar y por último, aquel comportamiento de autoagresión en el que el animal se hace daño a sí mismo. Por lo general, todos estos últimos casos suelen ser uno de los síntomas más claros del problema de nuestra mascota y que, generalmente, necesitan de tratamiento.
Causas del trastorno compulsivo
Principalmente, la causa más recurrente por la que un perro presenta un comportamiento compulsivo es la de haber sufrido algún tipo de experiencia traumática. El animal también siente y padece y tiene más sentimientos de lo que muchas personas pueden imaginar. Una vivencia pasada como malos tratos o penosas condiciones de vida pueden llegar a causar la aparición de un trastorno compulsivo y de problemas psicológicos en el animal.
Por otro lado, la continua exposición a situaciones de estrés también pueden ser una clara causa de un comportamiento obsesivo. También, los ruidos extraños y fuertes que causen un gran susto o malestar al perro pueden llegar a hacer que, cada vez que estos ruidos se repitan, este entre en un profundo estado de inquietud. Sea cual sea la causa, es muy importante prestar atención acerca del momento en el que el animal está teniendo una crisis para poder identificar el origen.
¿Cómo prevenir el comportamiento obsesivo?
El trastorno compulsivo de nuestro perro se puede prevenir siempre y cuando seamos conscientes de los sentimientos del animal y de los síntomas que presente. Es decir, es muchas ocasiones, estos comportamientos y actitudes fuera de sí se originan porque no pensamos en el posible daño que le estamos haciendo al perro o bien porque no lo estamos cuidando bien. El amor y cariño es muy importante para que la salud mental y física del can sea excelente y hagan de él una mascota feliz.
Una de las causas más comunes que provocan un comportamiento extraño en el perro son los ruidos fuertes y repentinos. Si notamos que nuestra mascota se asusta siempre que escucha ese ruido o que le provoca malestar, sería recomendable evitar exponerlo a ese tipo de ruidos. Por ejemplo, los petardos pueden causar un profundo trauma al animal y pueden provocarle un intenso estado de nerviosismo que acabe, seguramente, con una actitud inquieta y compulsiva.
También, hay que hacer posible, y por todos los medios, que la convivencia de los dueños con el perro sea lo más amena posible. Un ambiente de cariño y afecto entre ambos hará que el animal esté cómodo mientras que si hay ciertos aspectos en los que la atención al animal se descuida, esto puede acabar desencadenando también en un problema compulsivo. Cuidar de la higiene, alimentación, paseos diarios y atención a nuestra mascota hará que esta esté feliz y relajada.
Tratamiento para el trastorno compulsivo
Cuando observemos un comportamiento obsesivo de nuestra mascota, lo más recomendable es acudir al veterinario de inmediato para que evalúe sus síntomas y no solo para que ayuda al can a dejar de martirizarse sino también para que le pueda aplicar las curas necesarias en el caso de que su comportamiento obsesivo curse con la autoagresión. Antes de proceder, el profesional veterinario suele charlar con los dueños para conocer la situación y el entorno de convivencia en el que vive el perro.
Hacer posible un ambiente relajado y con juegos serán dos cosas que ayudarán enormemente a la mascota a superar sus traumas. Además, sacarle a pasear y ayudarle a socializar con otros perros contribuirá también a la felicidad del mismo. Si todo esto no es suficiente y el animal sigue presentando actitudes extrañas y fuera de contexto, el veterinario podría valorar otras soluciones.
Un posible tratamiento para el animal podría ser el suministro de antidepresivos o de medicamentos que ayuden a apaciguar su actividad. Es importante que la prescripción y el tratamiento del veterinario se cumpla al pie de la letra y que el animal reciba, tal y como disponga el médico profesional, las dosis necesarias en el período de tiempo establecido.