El mastocitoma es una de las enfermedades que suele afectar a los perros mayores de cualquier raza, presentándose una mayor incidencia en los perros braquicéfalos. Esta enfermedad es uno de los tumores de piel más frecuentes en los perros, constituyendo el 6 por ciento de los tumores caninos en general. Aquí descubrirás todo lo importante para conocer esta enfermedad y cuáles serán los síntomas y los posibles tratamientos para la mascota.
¿Qué es el mastocitoma?
Es tipo de tumor de piel en los perros que se da en los mastocitos, unas células con función inmunitaria. Estas células tienen, entre otras muchas funciones, intervenir en procesos alérgicos y en la curación de las heridas, ya que contienen histamina y heparina. Los mastocitomas liberan histamina, lo que se relaciona con la aparición de las úlceras gastrointestinales. Y con menos frecuencia suelen producir problemas en la coagulación debido a que también liberan heparina.
Está comprobado que el mastocitoma es un tumor que puede aparecer por predisposición genética, o puede darse por herencia, además de que también puede aparecer por culpa de un virus o traumatismos. Pero lo único cierto es que aún se desconoce al cien por cien qué factores provoca este tumor. Además, aparece en mayor número en razas como Boxer, Boston Terrier, Bullmastiff Bulldog, Setter Inglés, Labrador, Golden Retriever, Teckel, Beagle y Weimaraner, aunque puede aparecer en otras razas. Asimismo, el mastocitoma se da en ambos sexos y a cualquier edad, pero existe un mayor índice de aparición en los caninos más mayores.
Síntomas de la enfermedad
La aparición del mastocitoma en el perro es tan variable que puede aparecer en cualquier masa cutánea, pareciéndose a diferentes lesiones cutáneas. Aunque normalmente son bultos que se van a poder localizar en las diferentes partes del cuerpo del animal, sobre todo en la zona del tronco, la zona perineal y las extremidades. Y cómo se ha mencionado anteriormente, la aparición del mastocitoma es muy variable e independiente de si se trata de un tumor benigno o maligno.
Habrá que estar atento al bulto, puesto que el tumor puede ulcerarse, enrojecerse, inflamarse, irritarse, sangrar e incluso provoca la caída del pelo en la zona. Además, habrá que ver si el perro comienza a rascarse y si el perro comienza a tener síntomas como vómitos, diarrea, anorexia, sangre en las heces o anemia, puede ser provocado por las úlceras gastrointestinales originadas por el mastocitoma. Aunque no se sabrá un correcto diagnóstico hasta que el veterinario no le haga una citología al canino, tomando una muestra del tumor con una aguja fina.
También tendrá que valorar si se ha provocado la metástasis, por lo que deberá examinar el ganglio linfático más próximo, se hace analítica de sangre y orina, además de una ecografía del bazo y del hígado, que es la zona dónde se suele extender el mastocitoma canino. Y, aunque es menos común, también puede afectar a la médula ósea de la mascota. Una vez hecha la biopsia se conocerá más sobre la naturaleza del mastocitoma, lo que permitirá establecer un pronóstico y un posible tratamiento para el perro.
Tratamiento del mastocitoma
Existen diferentes tratamientos, los cuales dependerán del resultado que haya salido de los análisas realizados, así como la evaluación de la extensión y del estado de salud de la mascota. El veterinario será el encargado de elegir entre las diferentes opciones de tratamiento. Pero, en cualquier caso, también puede recetar medicamentos antisecretores gástricos para proteger el revestimiento interno del estómago del animal contra las úlceras causadas por la liberación de histamina de las células cancerígenas.
Cirugía . Uno de los primeros tratamientos contra el mastocitoma será la cirugía, aunque solo se podrá llevar a cabo para tratar mastocitomas de bajo grado y alto grado, siendo en general, el único tratamiento necesario para los mastocitomas que sean de grado I. Con la cirugía se extirpará el tumor, la mayor cantidad posible alrededor del tumor y debajo de él. Y en el caso de que un ganglio linfático regional esté infectado con células cancerígenas, también se podrá extirpar quirúrgicamente. Tras la intervención se realizará un análisis histológico con el fin de ver si hay presencia de células cancerosas alrededor del tejido extirpado.
Radioteparia. Este tratamiento consiste en irradiar el tumor o el área que se ha operado con rayos gamma. Esta opción se emplea cuando la cirugía es imposible debido al gran tamaño del tumor o a que su ubicación hace imposible la cirugía, o también después de una cirugía que no elimino por completo el tejido cancerígeno.
Quimioterapia. Consiste en la administración de moléculas citotóxicas que serán capaces de destruir las células cancerosas. La quimioterapia se diferencia de la radioterapia en que es un tratamiento sistémico que funciona en todo el cuerpo, ya que la radioterapia solo actúa en el punto de radiación. Por lo tanto, la quimioterapia se llevará a cabo en los tumores que tengan una alta probabilidad de metástasis o en formas multicéntricas de mastocitoma, es decir, tumores múltiples. El protocolo con el que se suele actuar es la combinación de dos moléculas, la vinblastina administrada por vía intravenosa una vez a la semana durante cuatro semanas, luego cada dos semanas durante dos meses, y lomustina, la cual se administra por vía oral cada 3 a 4 semanas durante seis meses.
Después del tratamiento, los efectos secundarios podrían provocar en el animal neutropenia, anemia, trombocitopenia o fibrosis e insuficiencia hepática. Y en la mayoría de los casos, la quimioterapia se combina con corticosteroides, que consiste en la administración al animal de medicamentos con cortisona.
Tratamientos paliativos. En el caso de que los mastocitomas sean inoperables, como los de grado II o III, el veterinario optará por la opción de utilizar moléculas pertenecientes a la familia de terapias dirigidas. Esto quiere decir que estas moléculas no son capaces de destruir las células afectadas, pero si serán capaces de prevenir su multiplicación. Por lo tanto, este tratamiento paliativo no curará al perro del cáncer que sufre, sino que logrará aumentar la esperanza de vida de la mascota.
Estas moléculas se administran en forma de tabletas por vía oral y no hace falta hospitalización. Aunque es cierto que son altamente caros y tóxicos para el cuerpo del animal que se está tratando. Por ello, el uso de este tratamiento requiere de una gran vigilancia veterinaria con diferentes análisis periódicos de sangre y orina durante la duración del tratamiento, el cual suele durar menos de un año.
¿Cuál es la esperanza de vida?
La esperanza de vida de un perro que padezca mastocitoma dependerá de la clasificación que se haga del tumor, ya que existen distintos grados de malignidad, de I a III, que a su vez se relacionan con la mayor o menor diferencias del tumor. Además, en el caso de que el perro pertenezca a una de las razas que están predispuestas a esta enfermedad, contribuirá a empeorar el pronóstico, ya que no se podrán diferenciar bien los mastocitomas.
Los tumores más agresivos son los que menos se diferencian, y solo la cirugía es capaz de extraerlos debido a que se encuentran muy infiltrados en el organismo del canino. Esto hace que la media de supervivencia de estos perros con mastocitoma, sin poder llevar a cabo ningún tratamiento, sea de tan solo unas semanas. Además, los mastocitomas que se originen en los órganos suelen tener también peor pronóstico. Pocos perros con este tipo de mastocitoma pueden llegar a sobrevivir más de un año. Por lo que, si se da el caso, el tratamiento solo será paliativo.