Un día te levantarás y tu mascota ya no estará. Ese momento llegará y no nos damos cuenta hasta que pasa. No reparamos en que la muerte forma parte de la vida y nadie escapa de ello. No se nos mete en la cabeza que los animales hacen el mismo ciclo que un ser humano. Ellos nos dan lo mejor, nos regalan momentos mágicos y despiertan nuevas sensaciones en nosotros.
La muerte es la última etapa de la vida. Es la más dolorosa, la que más nos cuesta asimilar, pero que ocurre inevitablemente. La pérdida de un ser querido es uno de los momentos más agridulces que nos toca soportar. Al igual que las personas tenemos marcado nuestro último día, a los animales también les llega su hora.
Nos han dejado lo mejor, han marcado un antes y un después, incluso han cambiado nuestra vida a mejor. Sin embargo, nunca reparamos en que llegará un día en que ya nos estén. Ellos también se deterioran, padecen enfermedades o sufren accidentes. Los años no perdonan, no entienden de razas, ni sexo. El luto lo sufren todos. Si superar la muerte de un animal ya es una fase dolorosa y lenta, la peor parte viene después. Cuando tienes más de un perro, la pérdida de una mascota es un período de caídas, lamentos y llantos. No solo tú has perdido a un amigo. Él también sufrirá las consecuencias que conlleva el luto de un compañero.
Sin embargo, todos los baches pueden superarse. Todas las heridas pueden curarse con paciencia, cariño y dedicación. Un animal se ha ido, pero quedan otros por los que seguir hacia adelante. Quedan otros con los que disfrutarás de grandes y divertidos momentos. La pérdida de un animal se supera más rápido en compañía que totalmente solo.
Primeros síntomas
Hay algunas señales que apuntan a que tu perro podría estar sufriendo en silencio. Los canes no tienen la capacidad de comunicarse como la de los humanos. Esta es una de las razones por las que hay que observar muy de cerca a nuestra mascota. Su compañero de juegos y fatigas se ha ido y no volverá jamás. Ellos lo notan y cada día es clave para ver la evolución de nuestro can.
La falta de apetito es uno de los primeros síntomas que aparecen. Si empiezas a notar que tu perro come mucho menos que antes, acude rápidamente a un veterinario para recibir consejos y cuidados de un experto. Otra de las señales son la propia personalidad del animal. Si notas que está parado, no tiene ganas de juego o incluso presenta aspecto de decaído, posiblemente esté sufriendo la pérdida de su amigo.
La desubicación, intranquilidad o nerviosismo son algunos de los síntomas normales que puede padecer nuestra mascota. Su rutina ha cambiado por completo, su compañero de juegos ya no está. Además, La atmósfera que se respira en la casa no es la misma y la actitud que tiene el dueño tampoco es la misma.
Los perros notan cuando los miembros del hogar están de luto. El ambiente se tiñe de tristeza y nostalgia. Las mascotas saben que algo está pasando, no son ajenos al asunto, sino todo lo contrario. Ellos son uno de los protagonistas de la muerte de un animal. Por ello, hay que pararse en la actitud que presentamos a nuestra mascota. Es cierto que los momentos de dolor no los evita nadie, pero hay que superar los baches y mostrar una personalidad positiva.
¿Cómo puedo ayudar?
Una vez se haya detectado el problema, lo importante es tener paciencia y dedicarle tiempo. A veces, la pérdida de un animal puede llevar incluso meses. Todo depende de la personalidad que presente nuestra mascota y de la relación que tenía con el animal fallecido. Si eran inseparables, seguramente la recuperación sea más larga de la que esperamos.
Uno de los temas que se lleva a debate es si debemos enseñarle el cuerpo de su amigo. La teoría señala que, si ve a su compañero muerto, podría lidiar mejor su pérdida y llegar a aceptarlo. Otros piensan que esto empeoraría el estado del animal vivo y que podríamos crearle incluso un trauma. Esta decisión no depende de la mascota, sino del dueño.
La rutina será una de las claves que nos permitirá recuperar la vitalidad de nuestra mascota, antes de la muerte de su amigo. El instinto de supervivencia de los animales ayudará a que nuestro perro siga sus hábitos de juego, caza e higiene. Los canes no se paran a llorar y lamentar la pérdida de un ser humano tanto como los humanos. Aunque la situación sea complicada, hay que seguir con los paseos, los momentos de juego o de caricias.
Cuando un miembro de la manada fallece, los restantes no saben qué puesto deben ocupar. Hay que tener paciencia y dejar que cada mascota sepa dónde está después de la muerte de un amigo. Esto se conoce como período de adaptación y depende de la personalidad del can. Si el fallecido era el líder, seguramente notes a tu perro inseguro. Si la pérdida ha sido de un subordinado, el líder se sentirá nervioso, ya que no sabe quién tendrá que guiar.
El juego y los paseos serán la mejor medicina. La muerte de una mascota fortalecerá los lazos entre el resto de animales y el dueño. Compra juguetes nuevos, dedícale más tiempo y no rechaces ninguna muestra de afecto. Que las caminatas sean más largas y que las caricias no falten en ningún momento del día.
¿Un nuevo compañero?
Tendemos a pensar que el vacío de una mascota puede ser cubierto por otra. Sin embargo, la llegada de otro perro no es el mejor remedio para superar el luto. La mejor ocasión para que un can entre en tu vida es cuando estés totalmente preparado, cuando hayas aceptado todo lo que ha ocurrido y seas consciente de la responsabilidad que conlleva traer un nuevo animal.
De hecho, traer un perro nuevo puede provocar inseguridad al resto de mascotas de la casa. Antes de tomar una decisión, prueba al animal. Haz que se socialice con otros perros y obsérvale detenidamente. Solo de este modo podrás descubrir si tu mascota ha dado el paso y se ve capaz de convivir con un nuevo amigo.