Uno de los miedos más comunes que suelen tener las personas que tienen mascotas es que el animal sufra cualquier tipo de daño o lesión que no le permita realizar su vida de forma normal. Y teniendo en cuenta lo juguetones e inquietos que suelen ser en muchas ocasiones los perros, esto es algo que puede pasar muy fácilmente, mucho más de lo que nos imaginamos. Una mala caída desde el sofá, incluso, puede ser la desencadenante de una lesión que le cueste a nuestra mascota un largo tiempo de recuperación.
Si bien es cierto que las lesiones más comunes a las que los perros nos tienen acostumbrados están relacionadas con sus articulaciones, estas no son las que más preocupan a sus dueños. Y es que las más preocupantes suelen ser las relacionadas con la cabeza, con la columna vertebral o con la cadera.
Hoy vamos a explicar más detenidamente las lesiones de cadera que los perros pueden sufrir con más frecuencia; así, no solo podréis evitarlas si se da el caso, sino que podréis detectarlas y saber cuándo es necesario llevar al perro al veterinario de forma urgente.
Displasia de cadera
Si tenéis un cachorro que acabáis de adoptar recientemente, con unos cinco o seis meses, y veis que comienza a andar raro, no se puede mantener en pie con facilidad, saca una pata hacia fuera... Debéis comenzar a preocuparos, porque eso podría significar que tiene displasia.
La displasia es una enfermedad de los huesos que afecta principalmente a algunas razas de perros, como los Pastores Alemanes. No obstante, sí es cierto que se puede dar en cualquier perro según las condiciones en las que haya sido criado. Para saber a ciencia cierta si tiene displasia, tendréis que llevarle a un veterinario y que sea este el que le realice las pruebas necesarias, empezando por una radiografía de cadera. Esta es una de las enfermedades que antes se puede detectar porque se aprecia a simple vista. Si el perro tiene el culo un poco caído para abajo, y dificultades para mantenerse a cuatro patas, seguramente sufra displasia.
Una lesión hereditaria
Esta lesión es irreversible, puesto que es genética y suele ser, en cierta medida, hereditaria. Es mucho más posible que un cachorro presente displasia si uno de sus progenitores la tenía también. Sí es cierto que se pueden usar arneses para evitar al perro el máximo dolor posible, y es bueno que no carguen con demasiado peso en sus patas traseras para intentar que no empeore. La displasia, en algunos casos, puede acabar degenerando en artrosis en los huesos, causando aún más dolor al perro, e incluso inflamación.
Para evitar que un perro tenga displasia (si es que no la ha presentado desde cachorro), hay que tratar de mantenerlo bien nutrido. No debe presentar sobrepeso, y tampoco malnutrición, porque ambos estados podrían acabar perjudicándole de la misma manera. Lo mejor es procurar los perros mantengan una dieta equilibrada para evitarle este tipo de lesiones.
Dislocación de la cadera, la lesión más común de todas
La dislocación de la cadera es una lesión que se presenta en gran cantidad de perros a lo largo de toda su vida, y es que puede pasar en cualquier momento y por un mal movimiento. También se conoce como luxación, y es una de las lesiones menos preocupantes que podréis encontraros, aunque para vuestro perro sí que será muy molesta y requerirá un amplio tiempo de recuperación.
Hay distintos tipos de luxaciones y, en según qué ocasiones, puede acabar desembocando en una operación. No obstante, estas son las menos; normalmente, lo más habitual es que requiera de un tiempo de inmovilización, y el hueso acabe sanando por sí mismo. Y es que una luxación consiste básicamente en que la cabeza del fémur del perro se separa de los ligamentos de la pelvis, ya sea por una rotura o por una simple separación.
La cojera, un claro síntoma
Si veis que vuestro perro tiene cojera, puede que tenga esta lesión. En ese caso, lo mejor que podéis hacer es llevarlo a un veterinario y que sea este el que, tras las pruebas médicas necesarias, el procedimiento que debe seguir para que vuestro perro se cure. En algunas ocasiones, además de notar la cojera de vuestra mascota, notaréis también una especie de crujido que se escucha cada vez que anda, además de una pata (la afectada) mucho menos flexionada y activa.
Este tipo de lesiones puede pasarle a cualquier perro, independientemente de su raza, su edad o su peso; una mala caída, o un movimiento demasiado brusco en un momento inoportuno, y podrían sufrir una luxación de cadera.
Fracturas en la cadera
Al igual que en el caso de los humanos, la cadera de los perros también puede llegar a fracturarse o romperse. Esto puede pasar porque sufra algún tipo de atropello, una caída muy fuerte, o incluso por una pelea con otro perro que acabe de forma muy violenta. En cualquier caso, es una de las lesiones más dolorosas para los animales.
Una fractura en la cadera es algo que notaréis rápidamente, porque vuestro perro apenas podrá moverse, y se quejará mucho. Lo mejor que podéis hacer es llevarlo de forma inmediata al veterinario, sin esperar ni siquiera cinco minutos; y es que hay fracturas que pueden generar un daño neurológico posterior en el animal si no son tratadas de forma inmediata.
Para que el perro se cure de forma adecuada, seguramente tendrá que mantener un largo tiempo de reposo. Si el veterinario dictamina que la cadera puede recuperarse por sí misma, no será necesaria una cirugía; todo depende del tipo de fractura, exactamente igual que en el caso de los humanos.
Desgarro en el músculo
La cadera no es solo hueso, sino que también está formada, en gran parte, por músculos. Y los músculos de los perros, al igual que los nuestros, también pueden sufrir desgarros. Esta lesión también es bastante común, mucho más de lo que podemos pensar. Lo positivo es que esta no necesita operación por regla general, y se puede curar más rápido que las anteriores.
Notaréis que vuestro perro tiene esta lesión si cojea y, además, la cadera muestra síntomas de hinchazón. En ese caso, significa que vuestra mascota tiene un desgarro en el músculo. Además de, por supuesto, llevarlo al veterinario, lo mejor que puedes hacer es ir alternando entre aplicar compresas frías y aplicar compresas calientes. De esta forma, se irá reduciendo poco a poco el dolor de vuestra mascota, hasta que el desgarro acabe sanando por sí mismo.
Estas son las lesiones más comunes que podréis encontrar en la cadera de un perro pero, como veis, todas pueden curarse fácilmente con el tratamiento adecuado y, sino, al menos tratarse para aliviar al máximo los dolores de nuestros compañeros.