Todo dueño de un perro (o de cualquier animal en general) sabe que llegará ese duro momento en el que tendrá que enfrentarse a la muerte de su amigo. A veces esta muerte se da de forma natural, por circunstancias de la edad o por alguna enfermedad; en otras ocasiones, puede que todo sea mucho más rápido y no haya siquiera tiempo para despedirse, porque suceda un accidente. Sea como sea, es muy duro, y requiere mucha entereza por parte de la persona.
Quien no tenga un animal bajo su responsabilidad, seguramente no termine de comprender lo duro que es gestionar su muerte. Porque un perro no es solo una mascota, sino que acaba convirtiéndose en un miembro más de la familia, en una parte fundamental. Además, con él creamos ciertas rutinas: le saludamos por las mañanas, le sacamos a pasear, nos preocupamos por su estado de salud y de ánimo, compartimos momentos con él, le abrazamos, nos tumbamos con él en la cama o en el sofá... Al final, acabamos creando un vínculo muy fuerte. Y como todo vínculo, cuando este se rompe, es doloroso.
¿Qué hacemos en ese momento? Lo más recomendable es despedirnos en condiciones de nuestro perro, decirle adiós de la forma más bonita posible. Hacer de su muerte una celebración de su vida, y no un momento de pena o lástima. Piensa que todo lo que ha vivido, no le hubiera sido posible sin haber estado contigo. Él te ha dado absolutamente toda su vida y, a cambio, tú le has dado los mejores momentos de la suya. ¡Así que quédate con eso! No es fácil, pero poco a poco podrás ir superándolo.
Una de las formas más populares de despedirse de un animal es la incineración, mucho más famosa incluso que el enterramiento. Porque con la incineración, después podrás llevarte la urna de cenizas a tu casa, o hacer algún tipo de detalle con esas cenizas, y tener para siempre un recuerdo de tu perro cerca. La opción que elijas depende mucho del afecto que le tuvieras a tu animal y, sobre todo, del dinero del que dispongas en ese momento; porque, no nos engañemos, una incineración puede llegar a ser muy cara. El precio dependerá mucho de la ciudad en la que vivas, de la empresa que lo haga y del tamaño de tu perro, y es por eso que hemos decidido no dar ningún precio aproximado. Eso sí: no suele ser barato. Pero decir adiós a tu perro puede que te merezca la pena.
La incineración es un proceso fácil
Si te has decidido por la incineración de tu animal, lo primero que debes hacer es acudir a una clínica veterinaria. Allí te darán todas las claves, te recomendarán un lugar donde podrás realizar la incineración y, sobre todo, te guiarán durante todo el proceso. Es importante, a su vez, que si tu perro ha muerto de causas que no son naturales, trates de hacerle una autopsia para así diagnosticarlo perfectamente.
Como hemos explicado, el precio puede ser muy variable, y puede ajustarse mucho a lo que tú prefieras. Además, depende del tipo de animal, del tamaño, de la localidad en la que suceda, del tipo de urna que elijas y, sobre todo, de si quieres algún servicio extra. Hay distintos tipos de incineración: aquellas personas que no tienen dinero como para permitirse una incineración individual de su mascota, pueden optar por algo mucho más asequible (e incluso gratuito, dependiendo de la zona) como es una incineración conjunta. El problema de esto es que no podrás guardar las cenizas de tu mascota sabiendo a la perfección que son las suyas, sino que tendrás que quedarte con un recuerdo mucho más simbólico.
Si se opta por una incineración individual, se puede pedir incluso que recojan a tu perro en tu propia casa (o en la clínica veterinaria), con un vehículo acondicionado tras la muerte. Lo normal es, además, que puedas estar presente durante la cremación de la mascota siempre y cuando pidas cita previa. Una vez realizada la incineración, las cenizas se depositan en una urna. El cómo sea esta urna hará que cambie considerablemente el precio: puede ser básica, o puede incorporar el nombre de la mascota,la fecha de nacimiento, la fecha de defunción... No solo eso, sino que hay distintos tipos de urna entre los que se pueden elegir.
Las despedidas nunca son fáciles, pero siempre se puede hacer el trámite lo más llevadero posible. Para eso, lo mejor es contactar con una empresa que se encargue de hacerlo todo. De esta forma, será mucho menos doloroso, porque todo será más rápido. Aún así, será difícil y complicado, y serán semanas muy duras. Apóyate en las personas que quieres, recuerda los buenos momentos que has pasado con tu animal y procura no quedarte con sus últimos días, porque seguramente esos no representen todo el amor que os habéis dado.