Los gatos son una de las mascotas preferidas para tener tanto en una casa como un piso. Son los compañeros ideales, puesto que además de extremadamente limpios y aseados, son animales muy inteligentes y, en ocasiones, cariñosos. Pese a que se diga de ellos que únicamente buscan de sus dueños la comida, que no cogen cariño a sus compañeros humanos, cualquiera que haya compartido su vida con un gato sabrá que esto es mentira. Estos felinos necesitan tanto cariño, amor y compañía como comida y cambios de arena.
Convivir con un gato es relativamente fácil, sobre todo porque son animales capaces de comunicarse mediante los gestos de su cuerpo. Tienen un lenguaje corporal tan fuerte, tan formado, que es muy fácil saber lo que un gato quiere decir simplemente mirando sus orejas o la posición de su cola, por ejemplo. Su cuerpo es su herramienta de comunicación, y saben perfectamente cómo usarlo. Para cualquiera que nunca haya tenido un gato, comprender ese lenguaje corporal puede ser ligeramente más complicado; pero, aún así, con unas claves fundamentales es muy sencillo averiguar qué es lo que un gato quiere decirnos con sus gestos.
Si acabas de adoptar un gato y todavía no terminas de adaptarte a ese lenguaje corporal tan propio, o si su cuerpo aún es un gran desconocido para ti, aquí tienes algunas claves que te ayudarán a comprender mucho mejor a tu amigo felino. Así la convivencia será mucho más fácil, y podréis convertiros en los mejores compañeros del mundo.
La cola: una herramienta fundamental
Sí, es cierto que los gestos faciales de un gato podrán decirte mucho de cómo se encuentra, pero si estás empezando lo primero en lo que debes fijarte es en la cola. Es la parte de su cuerpo con la que más fácil les resulta comunicarse, con la que han creado todo un lenguaje complejo. Aún así debes saber que la cola puede ser un juguete para los gatos, al igual que lo es para los perros; pueden jugar a perseguirla, pueden ir entreteniéndose con ella, pueden tratar de llamar la atención de otros gatos... Con lo cual cada movimiento depende mucho del momento y de la situación en cuestión.
Cuando un gato tiene la cola hacia arriba, completamente vertical, suele significar que hay algo que le interesa. Por ejemplo, ha visto que has sacado jamón (los gatos difícilmente podrán resistirse a intentar robarte un poco de jamón, tenlo claro) y está viendo cómo puede llegar hasta él, o hay una persona en la habitación que no conocía hasta ese momento. Son estos gestos, pequeños pero precisos, los que harán que vayas conociendo poco a poco cada vez más a tu mascota.
No obstante, si la cola además de estar hacia arriba tiene la punta arqueada hacia abajo, significa que está contento. Si la inclina un poco hacia atrás, se está mostrando seguro o amigable, con lo cual puede que quiera jugar o simplemente caricias. Pero si la tiene hacia atrás y comienza a moverla, está pendiente de algo; puede que haya visto algún bicho y quiera cazarlo, por ejemplo.
Una cola hacia abajo nunca es buena señal, puesto que puede significar o que se encuentra a disgusto o que está en posición de defensa. Cualquiera de estos dos gestos son negativos tanto para el gato como para el dueño, puesto que implican que el primero podría estar estresado o angustiado. El erizar la cola hacia arriba también es una mala señal, puesto que indica que el gato está realmente enfadado; en ese caso, dale su tiempo.
Si el gato comienza a mover la cola de un lado hacia a otro, quiere decir que está enfadado. Puede que hayas hecho algo que no le haya gustado, o que simplemente hayas ignorado su presencia más de lo que él estaba dispuesto a consentir. Con lo cual lo mejor que puedes hacer es darle un espacio, y ver si te busca posteriormente.
Su lenguaje corporal es tan extenso con respecto a la cola que e s muy difícil saber qué es lo que quiere decir en cada momento. Además, cada gato tiene características añadidas que le harán ser aún más particular y que hará que te cueste aún más comprenderle al principio. Puede que tu gato mueva la cola a modo de juego y creas que está enfadado. La mejor forma de comprobarlo es intentar jugar con él, y ver con cuál de las dos situaciones se corresponde su reacción.
Los gatos son muy expresivos con el rostro
No solo la cola de un gato favorece que sepamos qué es lo que quiere, o cómo se encuentra en ese momento. Su rostro es también bastante expresivo. Si prestan mucha atención a algo, y tienen los ojos muy abiertos, significa que eso está despertando su interés; si sus orejas comienzan a inclinarse hacia atrás, es una mala señal, puesto que implica que el gato se está enfadando. Algo ha hecho que se molesten, y es mejor cambiar eso, puesto que un gato enfadado nunca es un buen compañero. Por suerte, los gatos no suelen enfadarse de verdad por muchas cosas; son animales con más paciencia de la que pudiéramos imaginar en un primer momento.
Cuando un gato agacha la cabeza está mostrando su sumisión, que no siempre es algo positivo tampoco. Cuando la eleva porque quiere frotarse contigo, por ejemplo, lo que está es demostrando su amistad. Los bigotes también son una buena muestra del estado de ánimo de un gato; si tiene miedo, por ejemplo, los echará hacia atrás. Pero si algo despierta su interés, los echará hacia delante. Los gatos son animales muy curiosos, así que seguramente le veas con los bigotes hacia delante en muchas ocasiones.
El lenguaje corporal de los gatos es, pues, muy extenso y muy rico. Es muy importante ver qué es lo que nos quieren decir en cada momento, porque solo así podremos anticiparnos a sus necesidades y podremos ir conociendo más a nuestra mascota. Debemos tener en cuenta que cada gato tiene un carácter bastante peculiar, al que tendremos que ir adaptándonos poco a poco. Además de este lenguaje corporal, los gatos pueden llegar a comunicarse mediante maullidos con sus dueños humanos; pero esto es mucho más específico, y cada gato funciona de una forma al respecto.