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Gatos y bebés: ¿Es una buena combinación?

Gatos y bebés: ¿Es una buena combinación?
María Isabel Baena González
Última actualización: 5 Marzo 2017
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Si estás pensando en adquirir un gato como animal de compañía pero tienes un bebé en casa y no sabes cómo va a ser la situación, lee atentamente este artículo.

Incorporar un miembro nuevo a la familia siempre supone un cambio importante. Son muchos factores a tener en cuenta que, hasta ese momento, se habían obviado. Por ejemplo, cuando alguien decide adoptar un gato, tiene que tener en cuenta que las ventanas deben estar protegidas para que este no se haga daño, que cualquier movimiento brusco sin mirar si el gato estaba detrás puede llegar a causarle algún problema al animal, y mil cosas más. Es, casi, como tener un bebé del que hay que cuidar.

Esto es algo que prácticamente todas las personas saben cuando se deciden a adoptar un gato. Lo que no se plantean, en muchos casos, es qué pasará si después deciden tener un bebé. Y luego vienen los miedos. ¿Cómo llevará el gato que el bebé empiece a estar en casa? ¿Se sentirá rechazado, molesto? ¿Tendrá miedo? ¿Celos? ¿Mostrará el bebé algún tipo de alergia por convivir con un animal? ¿Pueden los gatos transmitir alguna enfermedad a los bebés? Hay ciertos riesgos que se deben asumir, pero no son muchos más que los propios riesgos que tener un bebé conlleva. La convivencia puede ser una auténtica maravilla si se lleva bien, puesto que un bebé y un gato son una buena combinación.

Tener un bebé y un gato no tiene por qué ser motivo de complicacionesTener un bebé y un gato no tiene por qué ser motivo de complicaciones

En ese momento de tensión y de estrés, más por la llegada del nuevo bebé que por la presencia del gato, lo mejor que se puede hacer es respirar hondo, y analizar la situación. No hay necesidad de tomar ninguna medida drástica, puesto que la convivencia entre gatos y bebés no solo es totalmente posible, sino que además es recomendable. Por supuesto, dependerá mucho del carácter del gato en cuestión. Habrá gatos que, por su carácter sociable, acaben cuidando del bebé como si este fuera su cachorro; por otro lado, habrá gatos mucho más temerosos que preferirán mantenerse alejados del bebé hasta que comprueben que este no puede hacerles ningún daño.

Pero en ningún caso hay que "desprenderse" del gato simplemente porque haya un nuevo miembro en la familia. Esto no solo es innecesario, sino que también es bastante cruel. El gato lleva un tiempo con vosotros, se habrá acostumbrado a vuestra presencia y, sin dudas, os querrá; dejarlo con otra familia (porque el caso de abandonarlo en la calle ni lo planteamos) podría suponerle un trauma. Los gatos son animales de costumbres que, como bien sabréis, no reaccionan a los cambios con demasiada suavidad.

Riesgos mínimos

Hay muchos miedos infundados que hablan de lo mal que un gato puede reaccionar a la llegada de un bebé. No obstante, nada más lejos de la realidad. Si bien es verdad que los gatos son territoriales por naturaleza, unos lo son más que otros; nadie mejor que vosotros para conocer a vuestro compañero, y ver cuál es su situación. Es cierto que, como toda convivencia, siempre hay unos riesgos que deben asumirse; no se debe temer que el bebé sufra ningún tipo de enfermedad por el hecho de estar con un gato, eso es algo que hay que dejar bastante claro desde el primer momento.

Además no es sistemático que por tener un gato vayan a producirse más enfermedades en el bebéAdemás no es sistemático que por tener un gato vayan a producirse más enfermedades en el bebé

Eliminando los miedos a la enfermedad, podemos analizar detenidamente cuáles son los riesgos a los que los bebés tendrían que enfrentarse si convivieran con un animal. Pese a que en un primer momento puedan parecer muchos, haciendo casi imposible la convivencia, nada más lejos de la realidad. Los gatos, por regla general, no van a querer arañar a los bebés en ningún momento, así como tampoco querrán hacerles ningún tipo de daño. Puede que quieran olerlos, que muestren curiosidad (recordemos que son curiosos por naturaleza), pero los verán pequeños e indefensos, con lo cual no querrán dañarlos.

Hay excepciones a esto, pero son mínimas. Quizás algún gato pueda llegar a mostrarse celoso, territorial. Pero esto solo pasará si el animal ya tenía un problema de comportamiento previo que le hace reaccionar de esta forma, y es algo que ya conoceréis de antemano. Eso que se dice de que los gatos son imprevisibles no es tan cierto; es muy fácil saber cuándo un gato está enfadado, y más cuando se convive con él diariamente.

Los gatos distinguen lo que es un bebé y le trataran como a un cachorro, con mimoLos gatos distinguen lo que es un bebé y le trataran como a un cachorro, con mimo

Los gatos y los bebés son una buena combinación, y eso es algo que habréis visto en muchos rincones de internet. Los animales suelen detectar rápidamente cuándo un humano es un bebé, cuando no es capaz de defenderse a sí mismo, y sabrán que hay límites. Si tanto el bebé como el gato tienen una edad corta, sí que es mejor vigilar muy de cerca todos sus movimientos; mientras que un gato adulto detectará al bebé como un cachorro, un gato bebé solo querrá jugar y no medirá bien sus fuerzas. Aunque fuera sin querer, solo jugando, podría llegar a hacerle daño. Esa sí que podría no ser una buena combinación, porque no es que estemos juntando gatos y bebés... Sino cachorros de dos especies distintas. Son cachorros que crecen a un ritmo totalmente distinto, y eso siempre puede provocar enfrentamientos.

Una muy buena combinación

Tener un bebé y un animal al mismo tiempo puede suponer un esfuerzo bastante grande, pero también acaba siendo muy reconfortante. Iréis viendo cómo se van forjando vínculos increíbles entre el animal y vuestro hijo, cómo crecen juntos y acaban queriéndose y valorándose. Los gatos no son animales tan celosos como se pudiera pensar en un primer momento, y seguramente no tendrán ningún problema en incorporar un nuevo miembro a su manada.

El gato tendrá que pasar unos controles médicos previos antes de juntarlo con un bebéEl gato tendrá que pasar unos controles médicos previos antes de juntarlo con un bebé

Hay que ser más precavido cuando el bebé ya está en casa y entra un gato nuevo. No porque no vaya a ser una buena combinación, ni mucho menos, sino porque ese gato debe pasar muchos controles médicos previos para asegurar que no tiene ninguna enfermedad que pudiera causar daño al bebé (o a los padres). Pero no hay nada que un buen control veterinario no cure a tiempo.

No tengáis miedo, y no os lancéis a dar en adopción vuestros gatos cuando vaya a llegar un recién nacido a la familia. Buscad información, tratad de ver cómo sería la mejor manera de presentarle el bebé al gato. No os deis por vencidos, puesto que vuestro gato jamás lo haría con vosotros. De nuevo, señalizar algo: cada situación depende de la familia en particular, así como del gato. Analizad bien vuestro contexto exacto antes de tomar una decisión.

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