Los perros, y en general el resto de los animales, al igual que nosotros, están expuestos a multitud de patologías en su día a día. La otitis, la sarna o la gastritis son algunos ejemplos de las enfermedades más comunes en nuestras mascotas. Sin embargo, otra de las dolencias comunes y no tan conocida es la enteritis. Se trata de una alteración que también sufren los seres humanos y que consiste básicamente en una hinchazón del abdomen.
Aunque los especialistas no aciertan a señalar un desencadenante, lo cierto es que las intolerancias alimentarias parecen ser la principal causa de la enteritis. No obstante, en lo que sí coinciden es que esta dolencia no debería ser catalogada estrictamente como una enfermedad. De hecho, todo lo contrario, ya que el intestino, y como consecuencia el abdomen, de tu perro se inflama como mecanismo de defensa a una sustancia que su cuerpo reconoce como tóxica.
¿Cuáles son sus síntomas?
La diarrea es sin lugar a dudas el principal revelador de la enteritis. Si bien se trata de un síntoma que comparten otras muchas enfermedades, lo cierto es que para las enfermedades o alteraciones del intestino es el principal signo que evidencia la existencia de un problema en el organismo de la mascota.
En el caso de que tu perro lo haya manifestado, lo más recomendable es acudir al veterinario. Es cierto que en muchas ocasiones la diarrea es provocada por algo puntual, sin embargo, para evitar pasar por alto cualquier otra anomalía más grave, lo mejor es que un especialista revise a tu mascota y así descartar alteraciones como la enteritis.
Causas más comunes
Si bien las alergias alimentarias son la causa más común de la enteritis en perros, lo cierto es que las bacterias más propicias a desencadenarla son la salmonella o la yersinia. Sin embargo, eso no quiere decir que sufrir estas bacterias vaya a desencadenar una enteritis en tu mascota. Y es que, en este sentido son muchos expertos los que apuntan a que el sistema inmunológico del animal es determinante para que desarrolle o no la enfermedad.
En el caso de la yersinia, parece que se trata de una bacteria que afecta sobre todo a los gatos. El motivo es que suele residir en roedores y pequeñas aves, es decir, animales que quizás un felino suele consumir con mayor probabilidad que los perros. No obstante, ha habido casos de canes que así lo han sufrido y que han requerido de atención médica para su tratamiento.
Tipos de enteritis y tratamiento
La enteritis más floja que puede afectar a un perro es la que ya hemos comentado. Se trata de aquella ocasionada por algún tipo de reacción alérgica que, además de diarrea, suele ir acompañado de vómitos. No obstante, su tratamiento resulta bastante sencillo, pues tan solo bastará con eliminar de la dieta aquellos alimentos que le han ocasionado ese brote y, en aquellos casos en los que no remita, será el veterinario el encargado de recetar el pertinente medicamento para atajar así el problema.
En ocasiones, una variante de esta dolencia recibe el nombre de enteritis aguda. Si bien también se produce hinchazón en el abdomen de tu mascota, destaca el hecho de que a este le siguen otros muchos síntomas: fiebre, deshidratación, cólicos e incluso ruidos procedentes del estómago. En este caso, sí que es urgente trasladarle hasta el hospital veterinario y puede que allí decidan ingresarlo para evitar su completa deshidratación, así como que los vómitos le ocasionen algún tipo de daño interno que revista mayor gravedad. Al respecto, se piensa que el principal desencadenante de esta tipología de enteritis es algún tipo de bacteria o haber ingerido ciertas partículas venenosas para el animal.
Siguiendo con las diferentes clases de enteritis, importante es la denominada como granulomatosa. Ahora bien, esta tipología no es tan extendida y, de hecho, es considerada como una dolencia rara en estos animales. La peculiaridad de esta enteritis es que normalmente la diarrea sintomática de la enteritis va además acompañada de sangre y mucosidad que requieren de un inmediato tratamiento médico.
Y es que, la principal causa de esta extraña enfermedad es que la parte final del intestino grueso se ensancha o bien se estrecha provocando las incómodas y fatales consecuencias para tu mascota. No obstante, su tratamiento no es complicado ya que generalmente el veterinario optará por inmunosupresores y otros antibióticos con los que disminuir la hinchazón. En algunos casos puede incluso requerir de cirugía para reparar las partes del intestino afectadas por la dolencia.
De manera que, sea cual sea el tipo y origen de la enteritis, lo cierto es que se trata de una dolencia que, no solo podría presentar importantes complicaciones, sino que también suele mostrar cierta tendencia a reproducirse. Ahora bien, lo que sí se ha observado es que los perros menores de 18 meses no suelen desarrollarla.