El doberman es un perro ideal para tener en familia debido a su carácter cariñoso y leal. Además, esta raza es perfecta cuando pretendemos tener un perro guardián ya que a su temperamento debemos añadir que es bastante dominante. No obstante, es un perro potencialmente peligroso, por lo que debemos tener muy en cuenta que necesitará un adiestramiento profesional.
Se trata de una raza que crece a una gran velocidad durante su primer año de vida. Quien ha tenido un doberman desde cachorro habrá estado acostumbrado a escuchar palabras de asombro por parte de sus amigos y familiares debido a que su crecimiento se nota de manera evidente semana tras semana. A pesar de ello, su desarrollo físico completo se produce en torno a los quince o veinte meses de edad, mientras que el mental llega a partir de los dos años en los perros sanos.
El doberman es un perro que tiene instinto de manada en su comportamiento, es decir, siempre va a dejarse llevar por el líder y va a obedecerle y respetarle. Por lo tanto, es fundamental que tu perro te vea como un líder desde cachorro. Para esto es fundamental que reciba un adiestramiento tanto físico como mental. Como decíamos, es un perro que está considerado potencialmente peligroso, por lo que su entrenamiento es totalmente imprescindible.
Para ello, debemos presentar siempre una actitud firme ante nuestro perro, pero esto no indica, bajo ningún concepto, que seamos injustos, violentos o causemos daño al doberman para que aprenda. Además, debemos ser pacientes, pues esto es un proceso que requiere tiempo. Tenemos que ofrecerle mucho afecto desde el primer momento. Hablarle y tocarle es una buena forma de que el perro te reconozca y se sienta un miembro más de la familia. A partir de las seis o siete semanas de edad es un buen momento para contratar a un instructor profesional, pues es la mejor garantía de que el perro crezca mentalmente sano y no presente comportamientos agresivos cuando sea adulto. Es fundamental seguir siempre todas las indicaciones y recomendaciones del instructor que adiestre a nuestro cachorro.
Esta raza presenta un nivel de energía muy alto, por lo que necesita jugar, pasear y correr. Es imprescindible que invirtamos un mínimo de treinta minutos al día a que nuestro cachorro haga ejercicio a partir de los tres o cuatro meses de edad. El tiempo de ejercicio irá subiendo según el perro vaya creciendo y debemos tener en cuenta que el fin de este entrenamiento debe ser que nuestro doberman se desarrolle correctamente y se mantenga sano y feliz cuando llegue a su edad adulta. Del mismo modo, no limites al perro a un ejercicio que tan solo se base en correr, motívale con juegos como pueden ser lanzarle discos voladores para que los atrape en el aire, tirarle pelotas que pueda perseguir o atar un juguete a un palo para que intente cogerlo mientras tú lo mueves en el aire. Esto será divertido tanto para el perro como para el dueño, creará un gran vínculo entre ambos y conseguirá que el doberman crezca sano y feliz. Además, es una de las mejores formas de demostrarle cuánto le queremos. Otra opción es introducir el agua en los juegos, puede resultar muy divertido para el animal, además de ser una buena terapia para perros que teman al agua y odien mojarse.
No obstante, es fundamental que tengamos paciencia durante su desarrollo. En muchas ocasiones, queremos que nuestro perro sea grande y fuerte. A veces, esto puede incluso llegar a convertirse en una obsesión para los dueños del cachorro, que lo someten a demasiado ejercicio para que su perro sea el más desarrollado. Esto es siempre un error que puede ocasionarle graves problemas de salud. Nuestro perro debe jugar, correr y hacer ejercicio, sí, pero siempre sin prisas. No debemos forzarle a largas jornadas de entrenamiento ni a recorrer kilómetros hasta que el doberman haya terminado de desarrollarse. Incluso cuando se trata tan solo de un exceso de juego, a pesar de que, como decíamos, el doberman es un perro activo y, más aún, al tratarse de un cachorro, el hecho de que se pase el día entero jugando y correteando puede ser perjudicial para su desarrollo.
Que descanse bien es imprescindible
El descanso es imprescindible para que no llegue a un nivel alto de fatiga que pueda debilitarle y afectar en su correcto crecimiento. Un signo de que puede estar fatigado podemos encontrarlo si prestamos atención a las patas de nuestro cachorro. Si apreciamos que hay una abertura mayor de lo habitual entre los dedos de los pies del perro, puede ser una indicación de que está haciendo demasiado ejercicio. Además, también es posible que las huellas de las patas traseras presenten una forma más plana. Si vemos estos dos síntomas en nuestro doberman, lo más probable es que necesite un respiro. Intenta que repose y disminuye sus tiempos de juegos y carreras para que esto no le pase factura en su crecimiento.
En cuanto a la alimentación, los cachorros de raza doberman deben tomar leche hasta las ocho semanas de edad. A partir de entonces, nuestro perro debería estar preparado para tomar alimentos sólidos. Cuando el perro comienza a comer pienso, puede darse la situación de que tenga problemas para tragarlo. Una buena forma de solucionar esto es humedece la comida con leche (siempre indicada para perros) o agua para que acepte los alimentos en mayor grado. La cantidad de comida va siempre en función de lo que ordene tu veterinario, pero normalmente te recomendará que le proporciones tres platos de unos 200 gramos de pienso al día hasta que el cachorro tenga seis meses. Superada esta edad, lo recomendable es reducir las tomas a dos veces al día y aumentar la cantidad entre 350 y 400 gramos. En muchas ocasiones queremos recompensar a nuestro perro dándole algo especial para comer a modo de premio.
En este caso, nunca debemos darle restos de comida, huesos, grasas, lácteos o chocolate, pues pueden causarles graves problemas de salud o, en el caso de los huesos, pueden provocar que se asfixien o se astillen en la garganta de nuestra mascota. Algo que no suele tenerse en cuenta por desconocimiento y que es bastante importante es que el plato de la comida de nuestro doberman no se encuentre en el suelo, es decir, que el perro no tenga que agacharse hasta el suelo para comer. Tenemos que tener en cuenta que se trata de un perro grande, así que debemos ponerle el plato sobre un taburete o mesita que se encuentre a la altura de sus hombros. Si no hacemos esto, puede causar malformaciones en las patas y columna en su fase adulta. Además, al no tener que comer con el cuello inclinado hacia abajo, mejoraremos en gran medida la digestión del perro.
Debemos siempre llevar al día todas las vacunas, pruebas y revisiones que el veterinario indique para evitar que posibles enfermedades afecten a nuestro perro. No obstante, si seguimos las recomendaciones que nos ofrezcan tanto el instructor como el veterinario, le proporcionemos un buen entrenamiento, una alimentación de calidad y mucho afecto que, os aseguramos, será devuelto por parte del perro, conseguirás que tu nueva mascota crezca feliz, sano y se convierta en un miembro más de la familia.