Tanto los perros como los gatos son mascotas que se caracterizan por su curiosidad, un irrefrenable deseo de saber qué es lo que está pasando a su alrededor sin reparar en las consecuencias. Sin embargo, hay ocasiones en las que por su afán de husmear en cualquier lugar o rincón se terminan produciendo alguna herida. En este sentido, las quemaduras son algunas de las lesiones más comunes en mascotas que hacen vida dentro de casa, ya que están expuestos a un sinfín de estímulos que pueden derivar en lesiones como estas. Al igual que ocurre en el caso de los humanos, en lo que se refiere a las quemaduras de perros y gatos también se puede hacer una clasificación según su gravedad y siempre hay que tratarlas inmediatamente y de la manera adecuada para conseguir que la herida se cure rápidamente para evitar secuelas en las mascotas.
Pasos para curar la quemadura de una mascota
Cuando una mascota se hace una herida de este tipo lo primero en lo que se suele pensar es en llevarlo al veterinario. Sin embargo, hay ocasiones en las que lo más adecuado es tratar primero la herida en casa con unos pasos básicos para evitar que mayores daños y luego ya acudir o llamar al veterinario.
Lavar la herida
En el primer momento en el que se detecte que un perro o un gato se ha quemado habrá que refrescar y lavar rápidamente la zona. Para ello lo mejor es introducir la zona afectada en agua fría, pero nunca poniéndola directamente bajo el grifo, ya que la presión y fuerza con la que cae el agua podría agravar la herida. Lo mejor es llenar un recipiente con agua y meter en ella la herida. Otra opción es empapar una gasa o trapo suave en el líquido y luego aplicarlo sobre la quemadura, pero siempre con pequeños golpecitos y nunca arrastrando. Eso sí, lo que nunca hay que aplicar es hielo. Poner la zona en agua permitirá eliminar cualquier resto de producto que haya producido la quemadura de la piel del animal, así como la piel muerta. También ayudará a refrescar la zona, ya que normalmente suele quedar altamente deshidratada, así como ayudar a que la sensación de ardor y dolor que está experimentando la mascota se reduzca.
Desinfectar la quemadura
Una vez que la herida esté totalmente limpia de restos y pieles muertas será el momento de aplicar un producto desinfectante. Y es que al igual que ocurre con los humanos, las heridas de este calibre en perros y gatos también son susceptibles de infecciones que podrían retrasar la curación o tener consecuencias mayores para la salud del animal. Para ello se puede utilizar una pomada antibiótica que se encuentre a mano, pero también hay expertos que señalan que aplicar miel también es un método efectivo para proteger a la herida de agentes externos. Eso sí, hay que asegurarse de que el producto entre en contacto directo con la herida, por lo que quizá sea necesario cortar el pelo de la zona de alrededor de la quemadura para que ésta quede totalmente al descubierto.
Vendar la herida
Tras asegurase de que la quemadura está bien tratada habrá que taparla con un poco de gasa limpia, siempre asegurándose de que ésta no está demasiado apretada. De esta forma se protegerá la herida de lesiones y golpes con objetos y el animal no podrá lamérsela ni rascársela. Sin embargo, si el perro o gato es muy insistente y consigue quitarse la venda puede que sea necesario ponerle un collarín del tipo isabelino para impedir que la mascota pueda acceder a la zona afectada.
Llevar a la mascota al veterinario
Nadie mejor que el veterinario para evaluar la gravedad de la herida y determinar cuál es el tratamiento adecuado a seguir. Por lo tanto, habrá que llevar al animal a la clínica tan pronto como se pueda, no sólo para que la herida se cure antes y en las condiciones adecuadas, sino para que tanto el animal como el dueño se queden tranquilos. Normalmente se recibirán pautas sobre cómo lavar diariamente la herida para la recuperación de la piel o la receta para algún analgésico que ayude a reducir el dolor del animal.
Limpiar la herida de forma rutinaria
El veterinario dará las pautas sobre cómo tratar la herida de forma diaria para que ésta se cure y cicatrice de forma correcta. Normalmente se aconsejará lavar la zona y vendar tras haber aplicado algún producto antibiótico o cicatrizante. Eso sí, todas estas cremas deben estar libres de alcohol.
Precauciones para evitar quemaduras en perros y gatos
Dentro de casa son muchas las fuentes de calor que pueden provocar una herida de este tipo a la mascota, pero también hay que tener unas precauciones básicas en el exterior para tratar de evitarlas.
- La cocina es uno de los puntos críticos, pues normalmente en ella se puede encontrar agua, aceite y otros líquidos a gran temperatura y en un momento de descuido pueden caer sobre el animal.
- Cuidado con los enchufes y los cables eléctricos que estén visibles, pues hay perros y gatos que se divierten mordisqueándolos y esto puede ocasionarles más de un susto.
- Las chimeneas encendidas suelen ser una constate en los hogares durante el invierno y el animal puede sentirse atraído por el fuego y acercarse más de lo debido. Lo mismo ocurre cuando se enciende una hoguera en el campo o en la playa, ya que el perro o el gato puede pisar las ascuas sin querer.
- Los productos químicos y corrosivos que se usan en la limpieza de la casa deben estar siempre fuera del alance de las mascotas, ya que algunos de estos líquidos son muy agresivos y pueden producir quemaduras si caen sobre su piel.
- Hay que evitar en la mayor medida de lo posible que un perro o un gato esté demasiado tiempo expuesto al sol cuando tiene alguna herida o una zona de piel que no esté cubierta de pelo, pues puede acabar quemándose la zona.
- Los animales que están expuestos a temperaturas extremas durante el invierno también pueden experimentar lesiones en patas, hocico, orejas y otras zonas por congelación.
- También en verano puede ocurrir todo lo contrario cuando el asfalto o o el suelo que pisa el animal está excesivamente caliente y produce quemaduras en las almohadillas que protegen la parte inferior de sus patas.
Cómo se clasifican las quemaduras
Al igual que en el caso de los humanos, en el mundo animal también se produce una clasificación de las quemaduras según su grado de gravedad y de cuán profundo sea el daño, pudiendo encontrar tres tipos:
- Primer grado: son quemaduras leves que se curan fácilmente y que no dejan ninguna secuela. Y es que normalmente no producen más que una lesión superficial en la piel de la mascota.
- Segundo grado: sería el nivel medio y en el que las quemaduras ya penetran en la piel llegando a afectar a la dermis, por lo que pueden producir gran dolor en el perro o gato que las sufre. En este caso no sólo será una simple herida, sino que también se podrán ver ampollas y una piel de un intenso color rojo.
- Tercer grado: son las quemaduras más graves y en las que no sólo se ven afectadas las primeras capas de la piel, sino también el tejido celular que se encuentra debajo de la misma. La piel ya adquiere un tono rojo muy oscuro tirando a morado o, incluso, a negro. En estos casos es importante acudir al veterinario cuanto antes, no sólo porque el animal puede estar experimentado un dolor insoportable -para lo que normalmente se suministra morfina-, sino porque incluso puede estar en estado de shock o que el nervio también se haya dañado.