Los conejos se han convertido en una de las mascotas preferidas de los niños y también de algunos adultos en los últimos tiempos. Su aspecto tierno y en ocasiones similar a un peluche puede llevar a engaños porque se trata de animales no muy dóciles y si se tienen en una casa precisan de bastante atención. Pueden ser un peligro para si mismos, porque son dados a morder casi cualquier cosa que se encuentren delante.
A todos los animales de compañía hay que educarlos cuando llegan a un hogar, a fin de alcanzar un entendimiento entre la mascota y quienes van a vivir con ella. En el caso de los conejos esta labor puede resultar más dura que con otros animales. Además de poco dóciles parece que echan en falta su libertad y les cuesta adaptarse a lugares cerrados.
Educar al conejo desde el primer día
Cuando más pequeño sea el conejo más fácil será educarlo y lo mejor es empezar a hacerlo desde el primer momento que entra en casa. Si desde el primer día trabajamos con el animal para crearle unos hábitos en el hogar más fácil será la convivencia, tanto para el como para aquellos con los que vaya a compartir casa.
Los conejos no se adaptan a los lugares cerrados
La adaptación a su nuevo hábitat puede ser un tanto difícil para este tipo de mascotas, por lo que hay que intentar que sea lo más llevadero posible. Para ello hay que dotarle de un espacio tranquilo, en el que no se sienta intimidado y en el que pueda moverse libremente. Cierto que lo aconsejable es tener una jaula en la que esté protegido, pero no puede estar en ella durante muchas horas. Hay que recordar que los conejos son animales acostumbrados a moverse libremente por el campo, por lo que necesitan varias horas al día de esparcimiento.
Lo mejor es determinar esas horas en las que estará por casa y vigilarle. No es nada recomendable, sobre todo en los primeros días, dejar al animal sólo vagando por la vivienda. Puede llegar a provocar algún accidente o al volver descubrir que ha causado numerosos destrozos.
La tendencia a morder
Los conejos tienen tendencia a morder casi cualquier cosa que se le ponga por delante. Cuando están en una casa que no conocen pueden darse un auténtico banquete a fuerza de morder todo lo que encuentren a ras de suelo. Esto incluye calzado, muebles, puertas y cables, una de sus debilidades.
Si no se vigila al animal puede llegar a causar importantes destrozos, incluso a provocar serios accidentes. En el caso de los cables puede darse la circunstancia de que, a causa de morder, acabe por pelarlos y reciba alguna pequeña descarga de corriente. Es un peligro para el conejo y para las personas que viven en la casa que pueden sufrir un accidente.
Piedras de calcio, ramas o piezas de madera son buenas distracciones
Hay otros trucos caseros como son echar vinagre sobre el cable (cuidado de hacerlo cuando no esté conectado a la corriente para evitar peligros) o con alguna sustancia cuyo olor y/o sabor repela al animal. Esto no siempre es efectivo, porque puede darse la circunstancia de que el olor en cuestión acabe por gustarle e insista en la labor de morder el cable.
El estrés en el conejo
Los conejos tienden a morder lo que encuentran cuando padecen situaciones de estrés y estas suelen tener lugar más veces de las que nos podamos imaginar. Se suelen dar por múltiples razones: una alimentación inadecuada, ruidos en su entorno, gente desconocida, dificultad para adaptarse, enfermedad,...
Si se observa que el animal tiende a morder cosas lo mejor es darle algo que morder que no suponga un peligro. Piedras de calcio, ramas, piezas pequeñas de madera, e incluso algún producto especializado para estos casos que venden en tiendas de animales pueden servir como distracción de los cables o de los muebles.