Todo animal necesita un nombre, para poder notar que es más nuestro y que pertenece a la familia. El problema del alias es saber primero si nuestra mascota es macho o hembra. En muchos casos no se conoce por desconocimiento de la técnica o porque nos han dado un ejemplar sin comprobar primero lo que es.
Y la cosa se complica más si nuestro amigo se trata de un hámster, ya que son animales muy pequeños y es más difícil de localizar o ver el sexo. Así que puede resultar complicado cómo saber lo que es. Este proceso de comprobación aumenta de dificultad cuando, encima, se trata de un carácter travieso y escurridizo.
El tamaño sí importa
El primer dato a tener en cuenta es su tamaño. Los machos tienden a ser más grandes que las hembras de hámster. Aunque esto no despeja muchas dudas sobre cómo saber su sexo, ya que durante los primeros días de vida siguen creciendo y desarrollándose. Por eso ahí van un par de datos que deberías tener en cuenta a la hora de examinar a tu pequeña mascota.
Además, otro de los aspectos que se observan a simple vista es su parte posterior. Al estar en una posición normal, sin darle la vuelta todavía, se observa que una hembra tiene la zona del culete más redondeada que el macho, que tiene un aspecto más grande y puntiagudo. Esto ocurre porque, con el tiempo, nuestro hámster -si es chico- desarrollará los testículos en esa zona.
Un examen más minucioso
Para comprobar con algo más de exactitud el sexo de nuestro pequeño hámster, podemos darle la vuelta y ponerlo boca arriba para comprobarlo. Eso sí, debe hacerse con cuidado, ya que son muy asustadizos, escurridizos y sus mordiscos son como pellizcos que pueden doler mucho. Primero habrá que conocer el comportamiento habitual de nuestro compañero para con nosotros, para evitarnos algún que otro disgusto y saber cómo manejarlo mejor.
Si queremos que nuestro amigo no se nos rebele mucho, podemos cogerlo como hacen las madres con las crías : coger el pellejo que hay detrás de la cabeza, entre la zona de las patas delanteras. Para ello habrá que ir con cuidado de no hacerles daño, ya que son pequeños y delicados. Con esta técnica controlaremos su cabeza y nos evitaremos posibles sustos.
Por eso habrá que recolocarlo sobre nuestra palma de la mano -firme y segura, pero sin llegar a apretar demasiado- cuando el animal esté despierto y relajado. De esta manera no lo asustaremos más de lo necesario, no nos morderá y no cogerá estrés. A partir de aquí, es más sencillo cómo saber su sexo.
En caso de que no estemos seguros de si podremos retenerlo, por si se puede llegar a escapar por entre los dedos, podemos colocarlo sobre una superficie cerrada y blanda. Así nos aseguraremos su comodidad y seguridad, como en una caja con un cojín debajo o una toalla.
Comprobar los bultos
Una vez lo tengamos boca arriba y sobre la palma de nuestra mano, se sujetará con la fuerza necesaria que lo mantenga quieto, pero sin llegar a hacerle daño. Hay algunas especies que tienen una glándula en la parte baja del vientre de un color amarillento, eso es indicador de que es macho. Pero si no pertenece a ese grupo, también te pueden servir otros consejos sobre cómo saber distinguir sus genitales.
Las hembras presentan, además de su trasero más redondeado, pequeños bultos sobre el abdomen. Estos indican la existencia de pezones, que serán las futuras glándulas mamarias durante la cría. Además, los dos bultos que todo hámster tiene sobre la parte más cercana a la cola - o la zona del bajo vientre- están más juntos. En este caso, estaríamos hablando del ano, que es el más cercano a la cola, y de la vagina, que estaría pegado al primero pero situado más sobre la zona baja del abdomen.
Por el contrario, si se tratara de un macho veríamos una serie de signos distintos. En contraposición a su forma redondeada, observaríamos una parte trasera puntiaguda y dos protuberancias al lado de la cola con forma redondeada. Al ser tan pequeños, sus partes están más separadas y, por lo tanto, los testículos se posicionarán lo más atrás posible para no entorpecerles por su barriga regordeta.
También se pueden comprobar los agujeros del ano y el pene, que se sitúan en la misma parte que en el caso de las hembras, solo que a una distancia distinta. El primero estará más cerca de la cola, mientras que el segundo estará más arriba, situado sobre el vientre. En su caso, los machos no tienen pezones latentes.
La palabra de un experto
A pesar de los consejos que hemos presentado, lo cierto es que un veterinario tendrá más experiencia en estos temas. Además, podemos consultar a un experto en caso de tener dudas sobre el sexo de nuestro pequeño amigo o para confirmar lo que pensamos que es.
También podemos esperar un poco para conocer su sexo. Los hámster desarrollan sus genitales por completo pasados los 35 primeros días de vida. Si nos esperamos este tiempo, como mínimo, podremos observar mejor el posicionamiento y saber si es macho o hembra.
Consejos de convivencia
Si todavía no tenéis un hámster pero os hace mucha ilusión, o si tenéis ya uno pero queréis darle un poco de compañía animal, sabed que no es recomendable juntar mucho a esta especie. El problema surge cuando juntamos a dos especies del mismo sexo, como ocurre con los machos.
Su territorialidad y la testosterona de estos pequeños hace que las peleas sean un continuo en la jaula. Incluso en jaulas separadas seguirían luchando por su dominio en nuestra casa. Por el contrario, una hembra con otra hembra no provocaría ningún problema.
Ir a por la pareja puede hacer mucha ilusión, pero solo al principio. Se conoce que los hámster hembra tienen el celo cada cuatro días. Esto se traduce en mucha actividad sexual y la posibilidad de crías. Que parece bonito, pero no es agradable cuando se juntan muchas a la vez, porque son pequeñas, chillonas y necesitan de un cuidado intensivo.