No es ningún secreto que el cambio de clima pueda afectar de forma severa a algunas personas y de una manera más aguda a las más sensibles. Dolores, depresión, pérdida de apetito o alergias son algunas de las patologías que los seres humanos pueden experimentar cuando al mercurio del termómetro le da por subir o bajar.
Los animales no se escapan de este proceso de adaptación al nuevo clima y también pueden verse perjudicados por un cambio de tiempo, ya sea por una inesperada tormenta de primavera o por el paso del verano al otoño. De hecho, es bastante sorprendente la similitud de las dolencias que experimentan con las que aquejan a los humanos.
Para poder ayudar a tu mascota a que la transición sea más llevadera y reducir al mínimo las consecuencias que posiblemente sufra, es importante conocer cómo pueden llegar a afectarle estas variaciones en el clima. Si permaneces atento a las señales que te envía y sigues una serie de recomendaciones, seguro que tu mejor amigo vuelve a ser el de siempre en un periquete.
Cambios de temperatura
Cuando se produce un cambio brusco de temperatura sin previo aviso, tanto humanos como mascotas quedarán desconcertados y algo perdidos. Al cuerpo del animal le puede costar adaptarse tan rápidamente al nuevo entorno y su sistema inmunológico experimentará algunas dificultades para funcionar correctamente. De este modo llegan los resfriados, las faringitis, las traquitis o rintitis que, en el peor de los casos, pueden empeorar y derivar en neumonías.
Debe aclararse que los catarros son tan frecuentes en invierno como en verano, ya que la causa principal de estos radica en un cambio brusco de la temperatura, y no en un aumento del frío como mucha gente suele pensar.
Cambios de estación
Pero no solo los cambios repentinos de temperatura perjudican el bienestar de la mascota, sino que los progresivos, como puede ser un cambio de una estación a otra, también pueden fastidiar a nuestros amigos más peludos. Algunas de las dolencias que pueden experimentar son:
Dolores articulares
La llegada de las estaciones más frías provoca una bajada de la temperatura y las mascotas con las articulaciones más sensibles pueden sufrir dolores más o menos agudos. Esto ocurre porque el frío provoca que los músculos se contraigan, aumentando la tensión y la presión que se ejerce en las articulaciones, redundando en dolor y molestia en algunas partes del cuerpo. En consecuencia, notarás que tu animal está mas desanimado que de costumbre y, sobretodo, mucho menos dispuesto realizar cualquier actividad física.
Cansancio y depresión
Cuando llegan las estaciones en las que se se reducen las horas de luz solar al día, las mascotas pueden desarrollar, al igual que los humanos, el Síndrome Afectivo Estacional. Esto sucede porque la oscuridad activa la secreción de melatonina, hormona responsable de inducir el sueño. En consecuencia, en los meses con menos horas de sol, los animales pueden encontrarse más cansados de lo habitual y en los casos más intensos puede derivar en pérdida del apetito e incluso llegar a desarrollar una depresión.
Alergias
La primavera la sangre altera, pero en el caso de las mascotas, las alergias suelen darse de manera más frecuente en invierno o primavera. La principal reacción que se manifiesta es el picor en la piel provocado por un resecado de la misma. Además, un clima con mucha humedad o una exposición excesiva a la calefacción del hogar también puede provocar la proliferación de hongos y de bacterias en el animal.
Parásitos
Todo el mundo sabe que en las estaciones cálidas como la primavera y el verano se produce un aumento del número de pulgas, garrapatas y mosquitos que acechan a las mascotas para empezar una nueva vida sobre sus cuerpos. Además, algunos de estos molestos seres han encontrado la forma de sobrevivir también en los meses más fríos, por lo que se hace indispensable utilizar productos desparasitantes y repelentes durante todo el año.
Concretamente, en primavera debe llevarse especial cuidado con la oruga procesionaria, que baja de los pinos para formar grandes filas de coloridos gusanos. Las procesionarias son altamente tóxicas y con el mínimo contacto pueden producir urticarias y alergias tanto en animales como en personas. Si se sospecha de que la mascota ha estado en contacto con estos insectos, se deberá acudir de inmediato a una clínica veterinaria.
Cambio de hora
En algunos países como España se lleva a cabo dos veces al año un cambio de hora que acentúa aún más las diferencias de clima y luz solar que caracterizan el paso de una estación a otra. Aunque el tiempo sea una medida inventada por los seres humanos, este atraso o adelanto en la hora también puede afectar a las mascotas.
Teniendo en cuenta que son los amos los que establecen las rutinas de comida y paseo de sus animales, parece lógico que al modificar la suya, t ambién está cambiando la de su amigo de cuatro patas. De este modo, si siempre se saca a pasear al perro a las 7, cuando se produzca el cambio horario, aunque para el humano sigan siendo las 7, el animal notará que esa caminata ha llegado una hora antes o después de lo previsto.
Aunque no suelen tardar en adaptarse al cambio, muchos veterinarios recomiendan hacer el cambio con tu mascota de forma paulatina, adelantando o atrasando sus rutinas unos minutos cada día, hasta completar la hora. En cualquier caso, los cambios horarios y climáticos son algo normal con lo que nuestra mascota ya está acostumbrada a lidiar, y seguro que con un poco de apoyo logrará salir de su estado de confusión y desgana.