Más conocido por sus travesuras que por su carácter, la raza del San Bernardo se convirtió en una toda una estrella cuando salió el conocido Beethoven. Un perro adorado y querido por todos, que supo darnos los mejores momentos del cine.
Beethoven: uno más en la familia
Tras el éxito en pantalla de su primera película en 1992 'Beethoven: Uno más de la familia', Beethoven consiguió que la familia Newton se convirtiera en un referente para adoptar a estos peludos compañeros. Más tarde llegaron a las pantallas las diferentes secuelas del San Bernardo y sus dueños: seis películas más con las que enamorar al público animal.
En todas sus películas, el San Bernardo era presentado como el nexo entre todos los miembros de la familia. Además, tenía ese carácter especial y cariñoso que hacía de él un ser entrañable. No es un perro de acción, a no ser que haya comida o juegos de por medio, pero lo que sí estaba asegurado eran los momentos de risas y admiraciones por el pequeño Beethoven.
La repercusión fue tal que la raza de perro San Bernardo era reconocida en todo el mundo. Sería difícil no recordar las aventuras que Beethoven vivía con su familia adoptiva y lo fácil que resultaba hacerse de querer. Aunque la explotación de sus películas no fue muy buena según la crítica en los últimos filmes de la saga, sí es cierto que su fama fue inmensa.
Beethoven en la realidad
El verdadero nombre de Beethoven era Chris, pero pocos conocen lo que fue de él. Se dice que el perro murió en 2011 con 10 años de edad. A pesar de haber llevado una vida feliz, parece que sus últimos momentos no fueron agradables.
Al San Bernardo se le distinguen diversos rasgos muy característicos que hacen que estos seres sean únicos. Siempre acompañados de la imagen del perro pastor y guardián con el barril en el collar como suplemento indispensable, este can resulta imprescindible para las misiones de rescate en montes nevados, ya que son grandes rastreadores y tienen un sentido de la protección inigualable. El más conocido fue Barry, que salvó a más de 40 personas a lo largo de sus 14 años.
Esta raza de perro es originaria de los Alpes, ya que tienen un pelaje denso y abundante, además de contener una gran masa muscular y mayor cantidad de grasa almacenada en su cuerpo. Su estatura y complexión física le permiten moverse mejor por los terrenos nevados y los campos.
El grande de la familia
El aspecto que representa el San Bernardo es el de un perro grande, pesado y robusto. Y en efecto, así es. Este tipo de raza puede llegar a pesar entre los 60 y los 90 kilogramos en la edad adulta, además de ser muy altos. Su cabeza es cuadrada y grande; y tiene una cara de ojos oscuros, hocico chato y una boca muy grande con el morro colgando a los lados. También tiene unas orejas alargadas y peludas que caen sobre ambos lados de la cabeza.
Lo más imponente del San Bernardo es -además de su cara y su cuerpo- su cuello. Tiene una papada prominente que le da el aspecto de perro grande y ancho, pero no solo es una masa de piel, pelo y grasa en conjunto, sino que tiene una musculatura muy fuerte y dura en esa zona. Puesto que este perro ha sido criado en granjas y lugares de naturaleza, donde ha tenido que soportar trabajos duros de caza, pastoreo y rescate, esta raza ha desarrollado unos músculos vigorosos.
El cuerpo es ancho y con mucha piel, ya que su masa corporal es más densa y las capas de grasa acumuladas entre su piel es más gruesa. Las patas son robustas y grandes, dejando un rastro de pisadas firmes a cada paso que da. Por último, la cola del San Bernardo es también grande -como todo en este perro- y está llena de abundante pelo.
Normalmente suelen tener varias tonalidades de pelaje, que puede estar entre el marrón canela, el tono avellana y un poco más oscuro, hasta llegar a las franjas de la cara y el pecho que son de color blanco. Pueden tener más o menos pelo de color claro sobre los costados, algunos incluso delimitan las zonas marrones con líneas negras. Aunque existen dos variedades de esta raza, es más característico el San Bernardo de pelo largo que el de pelo corto.
La niñera perfecta
Su carácter es dócil, pero sus ansias de jugar y pensamiento de cachorro persistirán a lo largo de toda su vida, aunque sí que es cierto que pueden llegar a hacerse perezosos con el paso del tiempo -como pasa con todos los perros de este tamaño-. No tienen un comportamiento difícil de sobrellevar, pero sí que hay que estar atento a sus necesidades, ya que es un perro que necesita de tu atención.
También es característico de él ser muy amigo y sociable, por lo que habrá que mantenerse alerta ante los desconocidos, porque son muy simpáticos con todo el mundo. Eso sí, como guardián de la casa es uno de los mejores, ya que su tamaño y potente ladrido asusta e impresiona. Así que, si se queda en casa solo una mañana, sabrá cómo defender tu hogar.
Es muy protector, sobre todo si se trata de niños. Al igual que hacía Nana en la película de dibujos de Peter Pan, el San Bernardo es ideal para estar cerca de los más pequeños de la casa, ya que tienen ese instinto paternal sobre ellos. También es perfecto para este tipo de familias por su actitud juguetona y su paciencia.
El pelo especial del San Bernardo
Los cuidados que precisa el San Bernardo es sencillo, pero necesario. No es un perro de ciudad por los espacios pequeños de los pisos, sino que necesita estirarse al aire libre y una movilidad extrema. Tampoco está hecho para las zonas donde haya temperaturas muy elevadas, ya que su propio cuerpo genera un calor elevado -por la cantidad de grasa que acumula y el pelo denso de su cuerpo-.
Los paseos que se le den deben ser largos, tranquilos y relajados. Nada de trayectos cortos y juegos muy intensos, porque se agotan rápido a pesar de ser juguetones. Con ayuda de esta actividad -que será constante y diaria-, la comida no supondrá un gran problema, ya que son perros muy glotones y necesitan mucho alimento diario -hablamos de kilos y más kilos por jornada-. Aun así, habrá que cuidar su dieta y no variar la comida humana con el pienso, porque son muy ansias cuando se trata del plato.
Al ser de pelo largo y abundante presentan otro problema más común: cepillado diario. No solo eso, sino que hay que mantenerse alerta con el cuidado de los ojos y dejarlos limpios de legañas siempre, ya que sus ojos están hundidos. Las orejas deben limpiarse también con algo menos de asiduidad, pero conservarlas aseadas.
Molestias propias
Si se tiene especial atención a los cuidados y necesidades de este nuevo compañero, el Beethoven al que todos conocemos tiene una media de 12 años con una calidad de vida bastante buena. Aunque siempre pueden padecer ciertas dolencias que son muy típicas de los perros grandes.
Una de esas molestias que pueden aparecer con el paso del tiempo es la displasia, que es una pequeña desviación de la columna y la cadera que hacen que el animal ande torcido. Al hablar de los cuidados en el ojo nos referíamos a posibles giros producidos en los párpados, es decir, que se salgan hacia afuera o se metan en forma de pliegue. A esto último se le denomina como ectropión y entropión, respectivamente.