¿Pensabas que el acné, o los granos, eran cosa solo de humanos? Pues debes saber que estabas equivocado, puesto que los gatos también pueden padecer acné. Es más, es una de las enfermedades que más comúnmente suele afectar a la piel de los gatos y, aunque no salen granos en sí (o al menos no lo que imaginamos como granos), sí es cierto que tienen una apariencia muy parecida. No es algo realmente conflictivo, ni nada pueda pueda costarle la vida a tu gato, pero sí es algo que debes controlar para que la piel de tu mascota se encuentre en las mejores condiciones posibles.
Los gatos que tienen una piel más grasa son los que tienen más posibilidades de acabar teniendo acné; este suele generarse, sobre todo, en la piel de la barbilla. Este acné es una infección de los folículos capilares, normalmente por bacterias, que puede acabar convirtiéndose en forúnculos y acabar degenerando en lo que comúnmente se conoce como acné felino.
Antes de empezar a preocuparte por si tu gato tiene o no acné, lo primero que debes hacer es inspeccionar su barbilla detenidamente. Si encuentras unos puntos negros abultados en su piel, es que, efectivamente, estás ante granos felinos. Presta atención especialmente a si tu gato se queja, porque, de ser así, significa que estás ante una infección. Estos bultos podrían a veces soltar una especie de pus, a veces sangre, y podrían estar inflamados. Ya sabes que por mucho que leas en internet, por mucho que sepas a lo que te enfrentas, lo mejor que puedes hacer siempre es acudir a un veterinario. Debe ser un experto el que analice a tus gatos y te diga qué es lo que debes hacer para que su piel se recupere por completo.
¿A qué se deben estos granos?
Si ya te has asegurado de que, en efecto, tu gato tiene acné felino, quizás te interese saber a qué se debe esto. Y es que estos granos tienen explicación, no aparecen así como si nada. Pueden aparecer por estrés; tal y como sucede en los seres humanos, el estrés puede afectar seriamente la salud del gato. En este caso, los granos no son algo que realmente vayan a perjudicarle, pero sí que son síntoma de que algo no va del todo bien.
También puede ser que el gato no esté siendo lo suficientemente cuidadoso con su piel y, por tanto, no tenga la higiene necesaria. Al no estar lo suficientemente limpio, los poros acaban infectándose fácilmente y aparecen estos granos. Los gatos son animales extremadamente cautos con su higiene, y si tienes uno es algo que ya sabrás de sobra. Pero hay circunstancias en las que no les es posible acicalarse todo lo que les gustaría, y es ahí cuando estos granos podrían aparecer en su piel.
El acné puede aparecer también porque se altere el proceso de queratinización de su piel, y esto puede pasar si su barbilla (que es una zona con muchas células sebáceas) es infectada por una bacteria. Estaríamos hablando, pues, de una infección. Como ves, los gatos no son tan distintos de nosotros a fin de cuentas, puesto que cualquier infección puede degenerar en un brote de acné.
Prevención
Hay formas de prevenir este acné, una serie de recomendaciones que te ayudarán a que tus gatos jamás tengan ninguna infección de este tipo en la piel. Si ya la tienen, o la han pasado, también te servirán para que no se vuelva a repetir en un futuro.
Lo primero, como ya sabrás, es mantener su piel limpia constantemente. Con esto no tienes que agobiarte demasiado, puesto que es algo que los gatos tienden a hacer a su manera. Si ves que el tuyo no termina de limpiarse bien, quizás porque es muy joven o demasiado mayor, siempre puedes ayudarle con algún tipo de baño en seco. Recuerda que es mejor que sea en seco, puesto que los gatos no aprecian demasiado el agua, y no olvides fijarte bien en el tipo de pelo que tiene tu animal. Al comer se ensuciará constantemente la barbilla, y si ves que no consigue limpiársela, pásale algún paño húmedo para ayudarle.
Si su comedero o su bebedero es de plástico, lo mejor será que lo cambies por otro que sea de cerámica o acero inoxidable, puesto que estos últimos acumulan una menor cantidad de bacterias y propiciarás que no aparezcan las infecciones.
Tratamiento para la enfermedad
De nuevo, queremos incidir en lo que ya hemos comentado al principio: lo mejor es acudir a un veterinario siempre. Será este el que, mediante una biopsia, sabrá mejor qué es lo que le sucede a tu gato y, además, podrá hacer pruebas complementarias para ver que el resto del sistema inmunológico de tu gato se encuentra en orden. Es por estas cosas que es importante plantearse antes de adoptar a un animal si realmente se está dispuesto a hacer el sacrificio que implica; un animal requiere ciertas inversiones económicas, tanto para la alimentación como para el veterinario y demás cosas que pudieran ir surgiendo.
No obstante, vamos a explicar en qué suele consistir el tratamiento, para que te puedas hacer una idea aproximada de lo que te harán hacer. El primer paso consistirá en limpiar adecuadamente toda la zona afectada, normalmente con alcohol o clorhexidina diluida; recuerda que el gato no debe lamer ninguna de estas sustancias bajo ningún concepto.
Junto a la limpieza, tendrás que hacer una revisión para ver que tu gato no tiene parásitos de ningún tipo. Si tiene, seguramente estos pudieran estar causando la infección. Aunque no debes preocuparte, porque el veterinario seguramente se encargará de echar una ojeada por ti y revisar que todo vaya bien y esté en orden.
Si ves que tu gato tiene molestias, dolores de cualquier tipo, siempre puedes aplicar compresas de agua. Procura que estén tibias y no demasiado calientes, porque podrías dañar a tu mascota. Puede que no reaccione bien al agua, así que intenta ser lo más delicado posible.
El veterinario decidirá si el caso es lo suficientemente grave como para tener que aplicar cualquier otro tipo de medicina, como antibióticos, por ejemplo. No tiene por qué ser así, pero podría darse el caso.